Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) son fenómenos que sobrepasan la percepción habitual y la manera convencional en que los seres humanos comprenden la realidad. Estas vivencias son reportadas por pacientes que han recobrado la consciencia tras haber estado al borde de la muerte o en un estado de muerte clínica.
Algunas personas que han vivido estas experiencias o las investigan consideran que las ECM son evidencias de la existencia del alma y de un reino inmaterial que trasciende la vida física, mientras que otros les otorgan explicaciones científicas o médicas.
A menudo, quienes han estado cerca de la muerte relatan haber visto una luz brillante al final de un túnel, haber salido de su propio cuerpo y observado su entorno desde una perspectiva elevada, así como sentir emociones intensas, encontrarse con seres queridos que han fallecido o experimentar una profunda sensación de paz y amor incondicional.
Cerca de la muerte y lejos de nuestra comprensión.
Estas experiencias también suelen incluir fenómenos como una agudización de los sentidos, alteraciones en la percepción del tiempo y el espacio, visiones de paisajes paradisíacos, una intensa revisión de la vida, y el encuentro con una barrera antes de regresar al cuerpo físico.
“En las últimas décadas, no solo se han multiplicado los testimonios sobre las ECM, sino que también ha aumentado el número de investigaciones académicas al respecto”, comenta Vicente Merlo, quien analiza y describe estos fenómenos en su libro ‘Eres inmortal’, donde los sitúa dentro de lo que él define como «un mapa del más allá».
Detalla que algunas de estas experiencias pueden dar lugar al escepticismo sobre su veracidad, mientras que otras apuntan hacia un nuevo paradigma científico que busca comprender mejor la relación entre la mente y el cerebro, sugiriendo que la física cuántica podría ofrecer hipótesis interesantes en este ámbito.
En su ‘mapa del más allá’, Merlo va más allá de las experiencias en sí, considerando diferentes enfoques que proponen describir qué ocurre no solo tras las ECM, sino también más allá de la muerte, concluyendo que “nuestra alma es inmortal y eterna”, como sostiene.
Al respecto, Merlo se hace eco de las palabras de la psiquiatra y escritora suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross, reconocida experta en el fenómeno de la muerte, quien afirmaba que “la experiencia de la muerte es prácticamente idéntica a la del nacimiento. Es un nacimiento hacia otra existencia”.
Vicente Merlo (Valencia, España, 1955) es doctor en filosofía y especialista en yoga, budismo e hinduismo. Pasó varios años en la India, particularmente en el áshram de Sri Aurobindo, fundador del yoga integral. Es cofundador de la Sociedad Española de Estudios Índicos y Orientales (SEIO) y de la Asociación Transpersonal Española (ATRE).
Inicio y conclusión de una ECM típica.
Raymond Moody, en su obra pionera sobre las ECM, titulada ‘Vida después de la vida (1975)’, realizó una primera clasificación en 12 etapas que describen una ECM habitual.
En el primer paso, “la conciencia, o ‘alma’, se separa del cuerpo y lo observa desde una cierta altura, a veces desde una esquina del techo de la habitación. Desde ese punto, contempla y escucha lo que está sucediendo en el quirófano, y en ocasiones, el sujeto abandona la sala y viaja a otros lugares”, indica.
El último paso de una ECM típica, que implica el “retorno al cuerpo” físico, varía de acuerdo a cada relato.
“En algunos casos, la persona elige entre permanecer en ese estado de paz y bienestar o regresar a la ‘vida terrenal’, reintroduciéndose en su cuerpo y continuando con su vida anterior”, aclara.
“Otros experimentadores sienten que están obligados a volver y reintegrarse en su cuerpo, llevando consigo todas las limitaciones y dolores físicos que padecían. Muchos de ellos sienten que no tenían otra opción que regresar”, añade.
“La ECM, tal como la describe quien ha sobrevivido, ocurre durante un periodo de cinco a diez minutos, en los que, por ejemplo, en el quirófano, el electrocardiograma indica la falta de actividad cardíaca y cerebral, que son dos signos clave de la muerte clínica”, conforme a lo que señala Merlo.
Ciencia y paranormalidad.
Merlo comprende “perfectamente” el escepticismo que rodea a las ECM, ya que él mismo vivió una etapa de identificación con un paradigma cientificista, materialista y reduccionista, que considera que fenómenos como las ECM son impensables e incomprensibles.
“Sin embargo, la investigación científica de los últimos 50 años ha demostrado que las hipótesis esbozadas desde ese escepticismo para explicar las ECM (como anoxia, hipoxia, efectos de ciertas sustancias químicas, epilepsia del lóbulo temporal, alucinaciones o expectativas culturales) son completamente insatisfactorias e insuficientes”, asegura.
Las ECM, al igual que otros fenómenos considerados “paranormales” o “parapsicológicos” (como la telepatía, clarividencia, visión remota, precognición, proyección extracorpórea, recuerdos de vidas pasadas o canalizaciones), no encajan en el modelo de la neurociencia predominante, ya que presentan «anomalías» inexplicables desde este enfoque”, afirma el investigador.
“Todos esos fenómenos se explican mejor a través de la ‘teoría del filtro’, propuesta por William James y Frederic Myers, y sostenida por científicos actuales como Pim Van Lommel y Bruce Greyson, que sugiere que el cerebro no sería el generador de la consciencia, sino una especie de filtro que solo permite el paso de una fracción mínima de la información”, sostiene.
La consciencia sigue existiendo.
Merlo opina que en ciertos fenómenos, “la consciencia individual podría tener acceso al campo de la consciencia infinita”, descrito de diferentes maneras, como “campo akáshico”, vacío cuántico, espacio no-local o la realidad no-dual de la que formamos parte, considerándonos “hologramas de la totalidad”.
Explica que “la mayoría de las personas que experimentan una ECM sufren una transformación personal caracterizada por la disminución del miedo a la muerte, que para ellos se percibe solo como un tránsito a otro estado de consciencia, así como por una mayor sensibilidad y respeto hacia la naturaleza, los animales y un cuidado compasivo hacia los demás”.
“Entender, ya sea a través de evidencia o de una creencia profunda, que tras la muerte nuestra consciencia persiste en otras dimensiones de la realidad, que ha experimentado en otros cuerpos y vidas anteriores, y que somos seres de luz eternos viviendo una experiencia humana, transforma radicalmente nuestra visión sobre la vida, su sentido, sacralidad y propósito”, enfatiza.
En algunos individuos que han pasado por ECM, se presenta un “despertar de facultades previamente no activadas, como la capacidad de ver auras, visión remota, clariaudiencia o la habilidad para sanar a otros con energías sutiles”, añade.
Según la investigación de Merlo, “al morir, la consciencia del alma transita hacia una dimensión menos material y densa; en este `cosmos multidimensional` en el que existimos, esta consciencia puede revisar su vida pasada para aprender y sanar, y prepararse para una nueva existencia, si es que se requiere un nuevo ciclo de encarnación”.
Ricardo Segura.
EFE – Reportajes
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