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¿Vacacionar? Pensiones justas para garantizar el derecho a la recreación de las personas mayores.

Dra. Agnieszka Bozanic Leal, investigadora académica de la Escuela de Psicología UNAB Sede Viña del Mar y presidenta de la Fundación GeroActivismo.

Las recientes declaraciones desafortunadas de una parlamentaria en el debate sobre la reforma de pensiones ponen de manifiesto una comprensión simplista y poco informada respecto a uno de los problemas sociales más críticos de nuestro país. Su comentario reduce de manera peligrosa una cuestión compleja y nos lleva a cuestionar: ¿por qué es incorrecto que una persona mayor desee utilizar su pensión para disfrutar de la vida, incluso para actividades tan legítimas como “veranear”?

Chile se encuentra entre los países de América Latina con un envejecimiento demográfico más acelerado. De acuerdo con el Censo 2017, el 16,2% de la población tiene 60 años o más, y se estima que este porcentaje alcanzará el 25% en 2050. Sin embargo, nos enfrentamos a un sistema previsional que condena a muchas personas mayores a recibir pensiones que no superan los 300 mil pesos mensuales. Con ese ingreso, “sobrevivir” se convierte en un reto diario, dejando de lado cualquier posibilidad de disfrutar plenamente de la vida.

Afirma que buscan mejores pensiones para “veranear” no solo minimiza su realidad económica, sino que ignora las múltiples necesidades y derechos de las personas mayores. Además, estas palabras contradicen los compromisos internacionales que Chile ha asumido, como la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, ratificada por nuestro país en 2017.

Dicha convención establece con claridad que las personas mayores tienen derecho a un envejecimiento digno, con garantías de seguridad económica, participación activa en la sociedad y acceso a actividades recreativas y culturales. En su artículo 22, enfatiza el derecho a la recreación, el esparcimiento y la cultura, reconociéndolos como fundamentales para el bienestar y la salud integral. Esto no es un lujo, sino una necesidad. Al ratificar esta Convención, Chile se comprometió a impulsar políticas públicas que aseguren estas condiciones; sin embargo, la falta de una reforma previsional sólida indica que aún estamos lejos de cumplir con este compromiso internacional.

Diversos estudios, tanto nacionales como internacionales, han evidenciado que la recreación tiene un impacto directo en la salud mental y física de las personas mayores, disminuyendo el riesgo de depresión, ansiedad y enfermedades crónicas. En Chile, un 30% de los adultos mayores vive en situación de aislamiento social, y las actividades recreativas y culturales son vitales para combatir este fenómeno. El informe Global AgeWatch Index 2020 de HelpAge International resalta que los países con mayores niveles de bienestar en la vejez son aquellos que implementan políticas que promueven no solo la seguridad económica, sino también la participación cultural y recreativa. ¿Por qué? Porque la recreación no es un gasto innecesario; es una inversión en salud pública y cohesión social.

El verdadero problema no radica en que las personas mayores deseen veranear, sino en que el sistema previsional chileno les impide hacerlo. Muchas personas mayores apenas logran satisfacer sus necesidades básicas con las pensiones que reciben, y la idea de pensar en recreación o descanso se convierte en un sueño distante para la mayoría.

El mensaje de que las pensiones deben restringirse a garantizar “lo esencial” refleja una perspectiva reduccionista que priva a las personas mayores de su derecho a vivir plenamente. La recreación, los viajes y los momentos de disfrute no son “extras”; forman parte del derecho a una vida digna.

Con Información de www.elrancaguino.cl

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