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Una mirada al triunfo de Trump

Dr. Italo Muñoz Canessa, director de Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Maule.

El reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos se ha consolidado con un amplio respaldo en diversos sectores de la sociedad estadounidense. Trump recibió un sólido apoyo en el voto racial, tanto entre blancos como latinos, y también experimentó un aumento significativo en la aprobación de votantes afroamericanos. Además, logró un notable éxito entre el grupo menor de 30 años, tanto hombres como mujeres, y obtuvo representación en la Cámara de Representantes, el Senado y varias gobernaciones en disputa. Estas cifras reflejan un descontento generalizado hacia las políticas económicas, exteriores y culturales implementadas por la administración Biden-Harris, además de una campaña electoral que se centró en desacreditar a su oponente sin presentar pruebas concretas de sus supuestas tendencias dictatoriales.

La derrota demócrata señala un rechazo a esta política promovida por las burocracias y élites de izquierda, respaldadas por una amplia red de medios que no fomentan un debate democrático saludable, sino que utilizan la cancelación y la corrección política como herramientas contra sus adversarios. Por ejemplo, la guerra entre Ucrania y Rusia fue presentada al pueblo estadounidense como una lucha por la libertad de Occidente frente al Oriente. Sin embargo, este conflicto ha costado hasta el momento más de 120.000 millones de dólares a los contribuyentes estadounidenses, según el periódico El País (enlace).

En la actualidad, Estados Unidos enfrenta diversas crisis, tanto externas como internas, algunas de gran visibilidad, como la inmigración, y otras menos evidentes pero igualmente serias, como la crisis de las drogas. Según el National Institute on Drug Abuse, hay más de dos millones de personas adictas a los opioides, y se estima que para 2030 habrá más de tres millones de muertes relacionadas con esta crisis. Ninguna guerra en la que haya participado Estados Unidos ha generado tantas víctimas, y sin embargo, la administración Biden-Harris ha destinado solo el 3,75 % de los recursos asignados para este conflicto a abordar la mencionada crisis de opioides.

A un nivel más cercano, la relación entre Estados Unidos y América Latina ha sido históricamente asimétrica, a menudo imponiendo agendas ajenas a las realidades y necesidades locales. Sin embargo, la victoria de Trump abre la posibilidad de establecer una política diferente hacia el sur. En lugar de aplicar modelos y visiones externas dictadas por organismos multilaterales controlados por intereses económicos, se presenta la opción de forjar una alianza más respetuosa que promueva proyectos alineados con la idiosincrasia y prioridades de cada país. Asuntos como la migración, el desarrollo económico y la seguridad exigen un enfoque colaborativo que considere las necesidades y problemas locales, respetando la singularidad y aspiraciones de cada nación.

A pesar de sus enfoques controvertidos, Trump podría tener la oportunidad de crear una relación más pragmática con América Latina, basada en acuerdos específicos que beneficien tanto a Estados Unidos como a sus países vecinos. La posibilidad de establecer una relación más equilibrada y productiva con América Latina podría redefinir el futuro de las relaciones en la región, fundamentadas en la cooperación y el desarrollo de los pueblos, algo similar a lo que se intentó hace 64 años y que finalizó trágicamente en Dallas, dando inicio a una de las etapas más oscuras para América Latina.

Con Información de www.elrancaguino.cl

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