domingo 2 febrero 2025
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Santiago

Una invitación a descubrir a Cristo en el rostro de los adultos mayores.

Queridos hermanos y hermanas:

Con el inicio de la Cuaresma el próximo 5 de marzo, en el Miércoles de Ceniza, se nos invita a profundizar en la vida de oración y en la práctica de la caridad. Esta última puede manifestarse de diversas formas, pero quiero recordarles una que tiene un significado especial para nosotros, los católicos en Chile.

Desde 1982, hemos sido convocados a vivir la Cuaresma de Fraternidad. Todos conocemos y esperamos con entusiasmo la pequeña alcancía que llevamos a nuestros hogares, donde cada miembro de la familia puede depositar los frutos de sus sacrificios en este tiempo. Aquella merienda que decidí no disfrutar, aquella salida al cine que omití, esos cigarrillos que dejé de fumar, esas bebidas que abstuve, entre otros pequeños sacrificios. Todo esto lo hacemos como una forma de expresar que lo más importante es el Señor, quien llena de alegría y esperanza nuestras vidas. El dinero ahorrado será colocado en la alcancía, la cual llevaremos a la iglesia en Pascua, con alegría y agradecimiento a Dios, quien nos ama infinitamente.

Al reunir los fondos de las alcancías, la Iglesia busca apoyar a aquellos que más lo necesitan. Este año, nuestra ayuda se destinará a los adultos mayores, muchos de los cuales viven en condiciones de pobreza y soledad. Deseamos acompañarlos y hacerles sentir que sus vidas son valiosas, que el Señor no los olvida y que su amor se manifiesta a través de nuestra generosidad.

La Campaña de Cuaresma de Fraternidad hace un llamado a todos los miembros de la comunidad a participar activamente en esta noble causa. Cada donación, por pequeña que sea, servirá para aliviar la carga de las familias que cuidan de adultos mayores, garantizando su bienestar.

No se trata únicamente de recaudar fondos. Es una invitación a encontrarnos con Cristo, un llamado a prepararnos para vivir su Pasión y Resurrección, dirigiendo nuestra mirada y corazón hacia aquellos que más lo necesitan. A través de la oración y gestos de humildad, podemos practicar la solidaridad con acciones concretas que nos acerquen a los demás.

Como obispo de la Diócesis de Santa Cruz de Rancagua, y en este año que celebramos el Centenario de nuestra Diócesis, les animo a vivir esta Cuaresma de manera profunda y con un espíritu de caridad activa. Solicitemos la alcancía en nuestras parroquias, motivemos a otros a unirse a esta causa, llevemos una alcancía a un familiar o amigo e invitemos a participar. Realicemos pequeñas penitencias y compartamos sus frutos con nuestros mayores más necesitados. Ellos se sentirán valorados y nosotros viviremos la verdad de la palabra de Dios: “más alegría hay en el dar que en el recibir”. Que en Chile, al celebrar la Pascua, se haga realidad la frase “Bienaventurados los viejos”, porque ni Dios ni nosotros olvidamos a nuestros ancianos.

¡Celebremos una Cuaresma de Fraternidad repleta de alegría, generosidad y compromiso!

Dios los bendiga.

+Guillermo Vera Soto

Con Información de www.elrancaguino.cl

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