- Al comenzar un nuevo año, es esencial recordar que la celebración debe ir de la mano con la responsabilidad y la precaución. Ya sea en casa, al conducir o durante encuentros sociales, adoptar medidas preventivas no solo asegura nuestra seguridad, sino también la de quienes nos rodean, evitando que las tradiciones se vean empañadas por incidentes indeseados.
El cierre de un ciclo y la llegada de otro hacen de la celebración de Año Nuevo uno de los momentos más esperados y festivos del año. A nivel mundial, el 1° de enero se recibe con una mezcla de alegría, esperanza y tradiciones diversas que varían según el país, aunque todas comparten un elemento en común: la importancia de reunirse con seres queridos para despedir lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo.
Una de las costumbres más extendidas en numerosos países es la famosa cuenta regresiva, que culmina exactamente a la medianoche, momento en el que familias y amigos se congregan alrededor de la mesa, listos para brindar y abrazarse con la emoción de iniciar un nuevo capítulo. El abrazo a la medianoche representa no solo cariño, sino también una tradición que simboliza el deseo de buenos augurios y prosperidad para el año que comienza.
En el ámbito de las tradiciones, el Dr. Alex Ovalle, experto e historiador de la Universidad de La Serena, menciona que “las tradiciones sirven para renovar energías y animar el espíritu, especialmente al llegar el fin de año, cuando todos estamos un poco más fatigados. Es fundamental disfrutar con la familia y preservar las costumbres que nos definen”, afirmó.
En varias naciones de América Latina y Europa, es habitual preparar un plato de lentejas para la cena de Año Nuevo, guiados por la creencia de que su consumo atraerá abundancia y prosperidad. Estas pequeñas y redondas legumbres están asociadas con el dinero y la fortuna, y muchas familias las incluyen en su menú como símbolo de sus deseos económicos para el nuevo año.
De manera similar ocurre con las uvas, un ritual que marca los primeros segundos del nuevo año. Originario de España, cada uva representa uno de los 12 meses del año que comienza. El Dr. Ovalle explica: “Esta tradición es española y, aproximadamente a finales del siglo XIX, se popularizó gracias a la cosecha de uvas, impulsada por algunos viticultores que buscaban incrementar sus ventas”.
El ritual establece que cada uva debe ser consumida rápidamente y en su totalidad antes de que suena la última campanada, lo que a menudo se convierte en un desafío divertido para quienes participan. “Aunque algunos pueden sentir que no alcanzan a comerlas todas, este ritual crea un ambiente de esperanza y optimismo sobre lo que está por venir”, explica el historiador.
No obstante, más allá de las costumbres alimenticias, el Año Nuevo es un momento de reencuentros y celebraciones. Las fiestas son el alma de la noche, y en muchas partes del mundo, las personas se visten con sus mejores atuendos para bailar, cantar y celebrar junto a familiares y amigos.
Finalmente, el Dr. Ovalle nos recuerda que, independientemente de las tradiciones propias de cada lugar, “lo que une a todos los pueblos es el simbolismo del Año Nuevo como una oportunidad para reinventarse. En muchas culturas, el comienzo del nuevo año está vinculado a la idea de renacimiento, renovación de esperanzas y el firme deseo de dejar atrás las adversidades del ciclo que se cierra”.
Por lo tanto, las tradiciones de Año Nuevo no solo enriquecen la festividad, sino que reflejan los valores de cada sociedad: la unidad, la esperanza y la fe en el futuro. Un abrazo, una uva, un plato de lentejas o una celebración con amigos y familia son gestos que, aunque pueden parecer pequeños, están cargados de un profundo significado que nos recuerda que, al final, lo más importante es la gente y el cariño que compartimos en cada nuevo comienzo.
Con Información de eldiariodemaule.cl