La Ruta de los Abastos es una experiencia de turismo gastronómico en Chile que cuenta con nueve paradas, que van desde el campo hasta el mar, llenas de historias sobre sabores, memoria y significado. Este enfoque de turismo ofrece un apoyo central a los comerciantes locales, buscando así impulsar las economías de las comunidades.
“La Ruta de los Abastos se fundamenta en tres pilares: patrimonio, paisaje y personas. A partir de ahí, se integran diversos productos en esta ‘mesa gastronómica’ que invita a los viajeros a ‘saborear un territorio’. Este es el cambio de paradigma que hemos implementado en comparación con las experiencias de turismo rural convencionales”, comentó Pamela Villagra, directora de la Ruta de los Abastos.
Ruta de las Algas
La primera parada se encuentra en la costa de Pichilemu, donde se realiza un recorrido guiado por la Caleta Los Piures.
El itinerario y la experiencia culinaria se centran en el cochayuyo, un alga considerada un “superalimento” que crece en las costas chilenas y es apreciada por su alto valor nutricional, siendo rica en calcio, hierro, magnesio y manganeso, además de ser una excelente fuente de vitaminas A, B1, B12, C, D, E y ácido fólico.
Durante el tour, la guía comparte la historia del lugar, explica las técnicas de recolección de algas y culmina con una degustación de varios platos a base de cochayuyo: ceviche, charquicán, empanadas y aperitivos elaborados con este alga.
Herencia de Campo y Food & Wine Studio
Al concluir la visita a la costa, el viaje se adentra en el interior de la región, en Marchigüe, donde se encuentra la quesería Herencia de Campo. Esta fábrica se especializa en la producción de quesos artesanales elaborados con leche de cabra, destacándose por su proceso de ordeña propio y ofreciendo visitas guiadas y catas de sus productos.
Es importante mencionar que esta fábrica obtuvo medalla de bronce en el “Aranxá Internacional Cheese Award” en Brasil por su queso de cabra maduro.
Luego, en la comuna de Santa Cruz, se halla el restaurante Food & Wine Studio, bajo la dirección de la chef Pilar Rodríguez, pionera en la cocina chilena contemporánea y la primera cocinera reconocida como embajadora mundial del turismo gastronómico por la ONU. El restaurante ha sido destacado por “The New York Times” como uno de los 52 lugares imprescindibles para visitar en 2024, y se distingue por utilizar en la mayoría de sus platos ingredientes locales. Además, el vino juega un papel central en el menú, ya sea incorporándolo en los platos o en las armonías de maridaje.
Salinas de Lo Valdivia
Las Salinas de Lo Valdivia se encuentran en el secano de la comuna de Paredones, una zona que depende solo de las lluvias para su riego. Allí, la práctica artesanal de extracción de sal marina continúa vigente y se considera una valiosa herencia cultural y económica para la comunidad, ya que ha sido esencial en la vida local durante siglos.
Laguna Cabeceras y Lolol
En la misma comuna de Paredones se sitúa la Laguna Cabeceras, un depósito natural de agua que solía ser un salar y proporcionaba agua para los huertos de los habitantes de la zona. Entre los productos obtenidos se incluyen salicornias, hortalizas y fresas.
En esta etapa, los platos ofrecidos destacan los ingredientes locales, como el cordero del secano, quinoa, pasta de ajo y repostería hecha con harina de quinoa.
La última parada es Lolol, situada en la provincia de Colchagua, donde los visitantes disfrutan de un tour guiado que narra la historia del pueblo y sus tradiciones.
El Potencial de Chile como Destino Gastronómico
Finalmente, Pamela Villagra destacó las cualidades de Chile como un destino para este tipo de turismo y el papel que desempeña este recorrido en su promoción: “La Ruta de los Abastos busca demostrar que es posible transformar este modelo. Creo que apoyar este tipo de turismo es beneficioso en todos los aspectos, ya que impacta directamente en el desarrollo de los territorios. No hay nada mejor que viajar disfrutando de la gastronomía local”.
Con Información de www.elrancaguino.cl
