Milena Castillo Rojo, profesora de la Facultad de Enfermería, UNAB Sede Viña del Mar.
Durante las vacaciones, muchas familias optan por escaparse al campo, acampar o alquilar cabañas en áreas remotas. Sin embargo, lo que podría ser un viaje soñado puede tornarse en una pesadilla si no se toman las precauciones adecuadas para prevenir enfermedades graves, como la infección por hantavirus. Aunque esta enfermedad es poco común, su adquisición puede llevar a complicaciones severas e incluso a la muerte. El hantavirus se transmite principalmente a través de roedores silvestres y es más frecuente en zonas rurales y forestales del país, donde el contacto entre humanos y estos animales es más posible. ¿Cuáles son los riesgos y cómo podemos protegernos? El Síndrome Pulmonar por Hantavirus, identificado en Chile desde la década de 1990 (MINSAL), es una enfermedad infecciosa aguda que requiere atención.
La infección por hantavirus se produce principalmente por el contacto con fluidos de ratones silvestres de “cola larga” (Oligoryzomys longicaudatus), que portan el virus, a través de sus heces y orina, que pueden encontrarse en matorrales o en espacios cerrados como cabañas y bodegas. El virus puede ingresar al cuerpo humano mediante la inhalación de aerosoles contaminados o el contacto directo con superficies infectadas y mordeduras. La transmisión se presenta con más frecuencia en lugares cerrados con presencia reciente de ratones, siendo poco común en áreas abiertas expuestas al viento y al sol. Las principales actividades de riesgo incluyen residir en el campo, pasear por zonas rurales, acampar, recolectar leña, desmalezar o tener contacto con roedores o sus excrementos.
Los síntomas aparecen entre uno y seis semanas tras la exposición al virus. En la etapa inicial, las personas sanas pueden experimentar síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, dolor muscular, fatiga, cefalea, náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. A medida que avanza la enfermedad, se presenta dificultad respiratoria severa debido a la acumulación de líquido en los pulmones, opresión en el pecho y disminución de la función cardíaca. Sin un tratamiento adecuado, la enfermedad puede ser mortal.
Para prevenir la infección por hantavirus, es fundamental adoptar medidas de precaución, tales como mantener los espacios limpios, sellar grietas en casas y bodegas para evitar la entrada de roedores, almacenar alimentos en recipientes herméticos y desechar la basura correctamente, así como mantener los alrededores de casas y bodegas libres de maleza y desechos. Es importante mantener las bodegas ventiladas y organizadas, evitando la acumulación de materiales basura. Si vives en áreas rurales, no es recomendable matar zorros, serpientes y lechuzas, ya que ayudan a controlar la población de roedores.
Al acampar, utiliza carpas con base y cierre, y colócalas en áreas despejadas, distantes de matorrales o pilas de leña. Evita dormir directamente en el suelo y guarda los alimentos en recipientes cerrados, sin dejar ollas y utensilios al alcance de los roedores. No recojas ni consumas frutos silvestres y asegúrate de beber solo agua segura (potable, embotellada, hervida o desinfectada). Además, ventila los espacios cerrados durante 30 minutos antes de permanecer en ellos por mucho tiempo; al limpiar, usa mascarillas y guantes, y humedece el área con agua con cloro antes de barrer para evitar aerosoles. Considera medidas para reducir la población de roedores en áreas habitadas. ¿Qué hacer si sospechas de un contagio? Si presentas síntomas y has participado en actividades de riesgo, acude a un centro de salud e informa al personal médico. Un diagnóstico y tratamiento oportunos son cruciales, ya que la mortalidad de esta enfermedad puede alcanzar entre un 30% y un 40% (MINSAL). También puedes comunicarte con Salud Responde al 600 360 7777.
El artículo Hantavirus en Chile: Un enemigo invisible fue publicado originalmente en El Rancagüino.
Con Información de www.elrancaguino.cl
