Por Paulina Assmann, CEO de SeQure Quantum y experta en la Comisión Asesora sobre Tecnologías Cuánticas en Chile.
El liderazgo del sector privado y la cooperación entre los sectores público y privado son, sin duda, esenciales para fomentar la adopción de tecnologías cuánticas en nuestro país. Sin embargo, me gustaría añadir una visión que considero crucial: la necesidad de desarrollar capacidades locales que no solo mejoren nuestra competitividad, sino que también posicionen a Chile como un exportador de innovación cuántica.
Una de las claves para alcanzar este objetivo es el acceso al talento especializado. En este sentido, Chile dispone de un sólido capital humano en ciencia y tecnología, que ha mostrado su capacidad para competir a nivel global. No obstante, necesitamos ir más allá. Impulsar la educación en física cuántica y disciplinas STEM no debería limitarse solo a la adopción de tecnologías existentes, sino también a la formación de las futuras generaciones para que puedan desarrollar innovaciones propias con potencial de escalabilidad internacional.
La meta no es solo participar en la revolución cuántica, sino liderarla desde nuestra región, generando soluciones que aborden los desafíos globales. Esto demanda un ecosistema donde la colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas propicie un ambiente ideal para la experimentación y la transferencia tecnológica.
En este marco, en SeQure Quantum hemos adoptado una estrategia que promueve la innovación tecnológica local. Nuestro generador cuántico de números aleatorios, SeQRNG, no solo asegura la protección de datos críticos en sectores como la banca, la salud y las telecomunicaciones, sino que también responde a la creciente demanda mundial de tecnologías de ciberseguridad cuántica que protejan la soberanía digital de los países.
¿Por qué es fundamental esto? Porque la capacidad de resguardar información sensible en tiempo real se ha vuelto una necesidad imperante en un mundo donde los ataques cibernéticos son cada vez más sofisticados. Desarrollar estas soluciones a nivel local no solo fortalece nuestra infraestructura digital, sino que también nos permite exportar conocimiento y tecnología que impacten más allá de nuestras fronteras.
Si Chile aspira a convertirse en un referente en la región, es fundamental construir un ecosistema cuántico autosuficiente, donde las startups tecnológicas y los centros de investigación locales puedan prosperar. Esto requiere fomentar alianzas estratégicas que impulsen la transferencia de tecnología y la creación de conocimiento local, de manera que la innovación desarrollada en Chile pueda competir en el ámbito global.
La revolución cuántica nos invita no solo a buscar oportunidades externas, sino también a potenciar lo que podemos desarrollar internamente. Apostar por la ciencia local y crear nuestras propias tecnologías es el camino para proteger nuestros datos y convertirnos en un actor clave en el panorama cuántico global.
Con Información de www.elrancaguino.cl