Aunque a menudo se les llama ‘animales de compañía’, los perros y gatos son mucho más que eso. Para muchas personas, estas mascotas son parte integral de la familia, compartiendo gran parte de sus vidas juntos. Al igual que los humanos, nuestros amigos peludos envejecen y enfrentan los efectos naturales del paso del tiempo.
“La vejez de nuestras mascotas no tiene por qué significar una disminución en su calidad de vida. Con el cuidado adecuado, los animales geriátricos pueden llevar una vida plena y feliz. La detección temprana y los tratamientos adecuados son esenciales para asegurar su bienestar”, afirman los profesionales de Medivet, una red de clínicas veterinarias.
Medivet (www.medivetgroup.com/es-es) es un grupo veterinario europeo que cuenta con alrededor de 500 clínicas y hospitales en Reino Unido, España, Francia y Alemania.
“A medida que nuestras mascotas envejecen, pueden comenzar a desarrollar enfermedades o alteraciones que inicialmente son difíciles de detectar”, explica Elena Álvarez Quesada, veterinaria especializada en Medicina Felina de Medivet Centro Veterinario Sur.
Álvarez destaca que “si estos problemas no se identifican de manera oportuna, pueden impactar seriamente la calidad de vida de nuestros perros y gatos, o manifestarse de forma más grave cuando su tratamiento se vuelve más complicado”.
El inicio de la madurez.
El umbral de edad al que una mascota se considera geriátrica puede variar según su especie y raza, pero en Medivet consideran que “en general, tanto los perros como los gatos entran en una etapa de madurez avanzada a partir de los 7 años”.
“A los 7 años, comienzan a aparecer los primeros signos de enfermedades que pueden ser serias o crónicas”, señala Almudena Vicente, directora médico veterinario de Medivet.
La equivalencia de la edad de un perro o gato en ‘años humanos’ depende de su especie, tamaño y raza. Sin embargo, “diversos estudios sugieren que sería equivalente a entre 44 y 56 años en humanos, considerando 44 años para gatos y perros de razas pequeñas, y 56 para razas caninas grandes y algunos gatos de mayor tamaño”, explica.
“En esta etapa, nuestras mascotas empezarán a experimentar cambios fisiológicos que a menudo no presentan señales evidentes”, añade Álvarez.
“Es crucial estar atentos a cualquier cambio físico o de comportamiento que pueda indicar problemas de salud en nuestros animales mayores”, resalta esta veterinaria.
Entre las señales de envejecimiento más comunes se incluyen la pérdida de movilidad, disminución en el aseo personal (especialmente en gatos), reducción de energía, variaciones en el peso, aumento de la sed y la micción, problemas dentales y pérdida parcial de audición o visión.
En perros, tales cambios suelen ser más visibles, especialmente en la movilidad, ya que las afecciones como la osteoartritis tienden a hacer su aparición, advierte.
Por otro lado, los gatos tienen la tendencia a ocultar sus síntomas, lo que puede llevar a que se detecten problemas de salud en etapas más avanzadas. Por ello, es fundamental observar detalles sutiles, como el estado del pelaje, nudos y el ánimo en general, según Álvarez.
Las mascotas geriátricas son más propensas a padecer diversas enfermedades que pueden afectar su calidad y longevidad, incluyendo hipertensión, hipertiroidismo, diabetes, problemas en válvulas cardíacas, osteoartritis, enfermedad renal crónica y neoplasias (tumores).
Estas afecciones pueden ser tratadas si se detectan temprano, asegurando así una vida más larga y de calidad para nuestros fieles compañeros”, concluye.
Chequeos regulares y cuidados especiales.
Es fundamental realizar chequeos rutinarios en todas las etapas de la vida de una mascota, siendo especialmente crucial en animales mayores y geriátricos.
Las mascotas geriátricas requieren atención más minuciosa y cuidados específicos en áreas clave como alimentación, ejercicio e higiene, según Medivet.
“Las dietas bajas en calorías y ricas en proteínas de alta calidad son esenciales para controlar el peso y prevenir problemas metabólicos en los animales mayores. Además, su alimentación debe incluir ácidos grasos omega-3 y suplementos para las articulaciones, que favorecen su movilidad y salud general”, indican.
El ejercicio debe adaptarse a las capacidades físicas de la mascota, lo que puede incluir paseos más cortos y juegos suaves que mantengan su movilidad sin ocasionarles estrés físico innecesario, de acuerdo con Medivet.
En cuanto a la higiene, es necesario realizar limpiezas dentales para prevenir enfermedades bucales y mantener un cuidado regular del pelaje, uñas y piel para asegurar el bienestar general del animal, añaden.
Elena Álvarez sostiene que durante la vejez de la mascota, las visitas al veterinario deben ser más frecuentes, recomendándose chequeos cada seis meses o según lo indique el especialista.
“Esto permitirá detectar a tiempo cualquier inconveniente y ajustar los tratamientos necesarios para mantener la calidad de vida del animal”, recalca.
Un chequeo geriátrico típico para animales mayores de 7 años está destinado a diagnosticar de forma temprana las patologías más comunes en esa etapa, e incluye consulta geriátrica, evaluación física completa, análisis de orina, medición de presión arterial y análisis sanguíneos, así como estudios radiológicos y ecográficos, según Medivet.
“Este tipo de chequeo incluye un examen físico exhaustivo, donde se revisa a la mascota de extremo a extremo, similar a una inspección técnica periódica que se realiza a un vehículo para asegurarse de que todo funcione correctamente”, ilustran.
Si durante el chequeo básico se detecta alguna condición de salud que requiera atención especial, el veterinario puede recomendar pruebas adicionales para la mascota.
Sugerencias para la salud emocional.
El envejecimiento también afecta el bienestar emocional de las mascotas, que en esta etapa pueden mostrar “mayor irritabilidad, ansiedad o alteraciones en los patrones de sueño”, de acuerdo con Medivet.
“Estos cambios pueden ser indicativos de malestar o dolor, por lo que es esencial acudir al veterinario si se observa alguna anomalía en la mascota”, aconsejan.
“Para mejorar la salud emocional y mental de una mascota geriátrica, es crucial proporcionarle un entorno seguro y saludable, así como un ejercicio físico adaptado a su condición y una dieta equilibrada”, señala Almudena Vicente.
También es importante estimular mentalmente a la mascota, mediante juegos de olfato, juguetes interactivos o variando la ruta de los paseos, añade. «La socialización es fundamental para una mascota”, enfatiza esta especialista.
“El propietario o cuidador debe dedicarle tiempo de calidad, incluyendo caricias, contacto físico y una interacción verbal suave, lo cual brinda consuelo al animal. También es recomendable que la mascota mantenga contacto social con otras mascotas o personas conocidas y con las que se sienta cómoda”, concluye.
Ricardo Segura.
EFE – Reportajes
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