Estamos a solo unos días de despedir un año que muchos consideran complicado. Ha sido un periodo marcado por elecciones, una economía estancada, problemas de seguridad y una gran incertidumbre. Nos preparamos, como si no hubieran sido suficientes las votaciones anteriores, para un año electoral que traerá primarias y elecciones de parlamentarios y presidente de la república. Esperamos que las discusiones se enfoquen en nuestros problemas reales y en cómo mejorar nuestra región de O’Higgins, priorizando lo concreto y el bienestar de todos, en lugar de centrarse en un debate constitucional que, aunque no ha llegado a su fin, al menos está en pausa.
Se habla frecuentemente sobre la mala salud mental de los chilenos; el estrés y las complicaciones son comunes, con un aumento en las licencias laborales y el deseo de unas vacaciones que, lamentablemente, se ven afectadas por la falta de recursos.
Además, el calor y el humo de los incendios forestales afectan nuestras ciudades, provocando alergias y complicaciones respiratorias.
A pesar de todo, la llegada de la Navidad ha ayudado a calmar un poco los ánimos. Es un tiempo para compartir en familia, disfrutar del amigo secreto en el trabajo y participar en gestos solidarios que brindan paz y nos preparan para el nuevo año.
Se prevé que el próximo año será desafiante, pero no imposible. Dependerá de nosotros mantener la fe en un futuro mejor, desprendernos un poco de lo material y reconectar con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
El final de cada año, y especialmente el inicio de uno nuevo, representa el cierre de un ciclo y la llegada de otros llenos de esperanzas de que el 2024 será mejor que el que dejamos atrás.
Luis Fernando González
Subdirector.
Con Información de www.elrancaguino.cl