El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Los Lagos ha certificado 2.000 kilos de semilla de ajo chilote (Allium ampeloprasum), variedad Pampa INIA, cultivada durante la temporada 2024-2025 por agricultores de Puqueldón y Castro, en la provincia de Chiloé. Esta certificación, realizada por el SAG, asegura la calidad genética y sanitaria de la semilla, garantizando la ausencia de plagas y enfermedades.
Francisco Briones, Director Regional del SAG, resaltó el compromiso de los cuatro productores locales que llevaron a cabo un meticuloso proceso de selección, cultivo, curado y almacenamiento del ajo, cumpliendo con estrictas normas sanitarias, como la eliminación de plantas afectadas por virosis o daños por nematodos.
Briones subrayó la importancia de utilizar semilla certificada para prevenir la propagación de plagas y enfermedades, lo que también contribuye a obtener cultivos más productivos y saludables.
Es fundamental señalar que, en Chile, la certificación de semillas debe cumplir con normativas específicas, en el caso del ajo, y existen varias categorías de semillas según su calidad sanitaria y genética.
Inspección de Semilleros
La inspección de semilleros de ajo es realizada por el SAG al menos una vez, en la fase inicial de bulbificación y a la mitad de la floración, para verificar la pureza varietal y el estado sanitario del semillero. “En esta etapa, es crucial eliminar plantas con desarrollo deficiente, síntomas de virosis, hongos y pudriciones, así como bulbos dañados por el nematodo Ditylenchus dipsaci, ya que no hay tolerancia para este patógeno”, afirmó Briones.
La autoridad regional agregó que “una vez seleccionada la semilla y almacenada en envases homogéneos y rotulados, con la tarjeta de certificación cosida, el SAG realiza una inspección en bodega para verificar la pureza, identidad y estado sanitario de los lotes”. Esta temporada, la semilla de ajo chilote disponible corresponde a la categoría certificada C2.
Producción de Semilla
Para producir semilla de ajo chilote, los agricultores seleccionan bulbos o dientes parentales sanos, de buena calidad y tamaño, asegurando así una producción adecuada. Durante el invierno y la primavera, las plantas desarrollan sus hojas, alcanzando la madurez de los bulbos en verano, entre diciembre y febrero, dependiendo de las condiciones climáticas.
Tras la cosecha, los ajos deben secarse en un lugar ventilado y protegido del sol directo. Este proceso, conocido como curado, ayuda a prolongar la vida útil del producto al reducir la humedad de los bulbos. Finalmente, se almacenan en condiciones adecuadas para su conservación.
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Con Información de osornoenlared.cl