La delincuencia es una realidad con la que todos debemos lidiar, y su impacto se siente incluso en las comunidades rurales. Recientemente, dos escuelas, una en Placilla y otra en Rengo, fueron víctimas de robos en los que los delincuentes forzaron las entradas y vaciaron por completo las salas de clases y laboratorios de computación.
Los equipos sustraídos, valorados en millones de pesos, son esenciales para el aprendizaje de los estudiantes que están por comenzar su año escolar.
A pesar de la presencia de nuevas tecnologías, los estudiantes de La Tuna y Choapinos, que luchan por avanzar y aprender, se quedarán sin los dispositivos que con tanto esfuerzo han protegido en sus escuelas.
Lamentablemente, estos robos ocurren en una época en la que los establecimientos escolares están prácticamente vacíos. Durante las próximas semanas, muchos colegios permanecen desiertos, lo que los delincuentes aprovechan para llevar a cabo sus fechorías.
Esto debería servir como un llamado a la acción para los sostenedores, municipios y el SLEP, responsables de los edificios escolares, para que mejoren sus medidas de seguridad y aseguren el funcionamiento de los sistemas de cámaras de vigilancia.
Esperamos que las autoridades educativas de La Tuna y Choapinos encuentren la manera de ofrecer seguridad a sus estudiantes y recuperen de alguna forma lo que han perdido. Aunque la inversión será significativa, es una necesidad imperante.
Con Información de www.elrancaguino.cl