Nicolás Caselli Benavente
Director de Ingeniería Civil Informática
Universidad Andrés Bello, Concepción.
La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como un recurso esencial en la transformación de la manera en que accedemos y procesamos la información. Los estudiantes universitarios, adaptándose rápidamente a estas innovaciones, están experimentando un cambio significativo en sus métodos de estudio.
Esta realidad fue evidenciada en una reciente encuesta realizada en la Universidad Andrés Bello (UNAB), donde se examinaron las prácticas de aprendizaje actuales y las tecnologías que predominan en sus rutinas académicas.
La IA está revolucionando los procesos de adquisición de conocimiento al ofrecer herramientas que optimizan no solo el tiempo, sino que también favorecen un aprendizaje personalizado. Aplicaciones como ChatGPT, plataformas de tutoría automatizada y sistemas de análisis de datos educativos permiten a los estudiantes obtener respuestas inmediatas, simplificar textos complejos y simular escenarios de aprendizaje que anteriormente requerían interacción directa con expertos o materiales extensos.
Este ecosistema tecnológico está transformando la educación en una experiencia más eficiente y accesible.
En la UNAB, estamos enfrentando este desafío desde diversas perspectivas. Integramos herramientas de IA en nuestras metodologías de enseñanza para complementar los recursos tradicionales. Ya se han incorporado cursos que fomentan el uso responsable de estas tecnologías dentro de los planes de estudio, promoviendo así la alfabetización digital y el pensamiento crítico. Además, incentivamos la investigación interdisciplinaria, lo que permite a estudiantes y docentes explorar el potencial de la IA en diversas áreas, desde la medicina hasta la ingeniería.
Las ventajas de introducir la IA en el ámbito académico son evidentes. En primer lugar, se abre la posibilidad de un aprendizaje personalizado, donde cada estudiante puede avanzar a su propio ritmo. Herramientas como sistemas adaptativos de aprendizaje identifican áreas de mejora y proponen ejercicios específicos, fomentando así un crecimiento constante. Asimismo, el acceso a recursos ilimitados permite a los estudiantes conectar conceptos, desarrollar proyectos complejos y ampliar sus horizontes académicos con mayor facilidad.
Por otro lado, la IA también brinda oportunidades significativas para el desarrollo de habilidades del siglo XXI. Los estudiantes que dominan estas herramientas no solo adquieren conocimientos, sino también competencias valiosas en resolución de problemas, pensamiento analítico y trabajo interdisciplinario. Estas habilidades son esenciales en un mundo laboral que demanda adaptabilidad y creatividad ante desafíos cada vez más complejos.
A pesar de esto, el panorama también despierta cuestiones importantes. Un aspecto crucial a considerar es cómo equilibrar el uso de la IA con la necesidad de desarrollar habilidades humanas fundamentales, como el pensamiento crítico. Aunque estas herramientas hacen accesible el conocimiento, existe el riesgo de que los estudiantes confíen demasiado en soluciones automáticas, descuidando su capacidad para cuestionar, analizar y sintetizar información de forma independiente.
En este contexto, nuestra propuesta es fomentar un enfoque equilibrado. Promovemos el uso de la IA como una herramienta complementaria, no como un reemplazo del aprendizaje tradicional. Incorporamos actividades que desafían a los estudiantes a evaluar la información proporcionada por estos sistemas, cuestionar sus resultados y formular argumentos sólidos. Esta combinación de tecnología y pensamiento crítico es clave para formar profesionales íntegros y responsables.
De cara al futuro, las oportunidades para innovar son vastas. Podríamos considerar la creación de plataformas educativas propias, desarrolladas específicamente para satisfacer las necesidades de nuestra comunidad académica. Además, podríamos impulsar alianzas con la industria tecnológica para llevar a cabo proyectos conjuntos que impacten positivamente en la sociedad.
No obstante, dejamos planteada una pregunta para la reflexión: ¿Estamos utilizando la IA como un aliado para enriquecer nuestras capacidades humanas, o corremos el riesgo de convertirnos en usuarios pasivos? La respuesta a esta interrogante podría definir el papel de la IA en la educación de las próximas generaciones y su influjo en el desarrollo del pensamiento crítico de nuestros estudiantes.
Con Información de www.elrancaguino.cl