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Regresando a nuestras raíces: profesores de Nutrición y Dietética de la UOH resaltan la importancia saludable de la cocina tradicional chilena.

Cada 15 de abril se conmemora el Día de la Cocina Chilena, una ocasión para valorar la riqueza cultural, social y nutricional que aportan los sabores característicos de nuestra identidad nacional. Desde las recetas ancestrales hasta los platos que han ido adaptándose con el tiempo, la cocina chilena representa un patrimonio vital que refleja no solo nuestra historia y geografía, sino también promueve la salud y el bienestar, siempre que se realice con una visión considerada y consciente.

En este sentido, los profesores de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad de O’Higgins (UOH) ofrecen una perspectiva experta sobre las oportunidades que brindan nuestras recetas tradicionales para fomentar una alimentación equilibrada, variada y culturalmente rica. Las nutricionistas Karina Paredes y Camila Burgoa destacan que la cocina chilena no solo es compatible con una dieta saludable, sino que puede ser una herramienta clave para mejorar los hábitos alimenticios de la población.

“La cocina chilena posee un gran valor nutricional. Hay una amplia variedad de platos típicos en el país, y cada región contribuye con sus productos locales y frescos, realzando la calidad de nuestra alimentación”, menciona Karina Paredes. “Contamos con platos muy nutritivos y equilibrados, que ofrecen una buena cantidad de proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Sin embargo, hoy en día, la comida rápida y los alimentos ultraprocesados están desplazando a la cocina tradicional, lo que representa una pérdida de nuestro valioso patrimonio alimentario”, agrega.

Desde sus trayectorias académicas y profesionales, ambas expertas subrayan la necesidad de rescatar y adaptar recetas tradicionales utilizando técnicas culinarias que mantengan el sabor original, pero que optimicen su calidad nutricional. En este contexto, enfatizan que la idea de que la cocina chilena es “pesada” o “poco saludable” no se alinea con la realidad, y los mitos sobre nuestra alimentación necesitan ser revisados desde la evidencia y el conocimiento técnico.

“Creer que toda la comida chilena es poco saludable es un mito que debemos desmitificar. Hay muchas preparaciones, como guisos, caldillos, cazuelas y legumbres, que son altamente nutritivas. En ocasiones, el inconveniente no radica en el plato en sí, sino en las porciones o en la forma en que se preparan”, concluye Paredes.

Platos equilibrados y recetas con historia

Entre los platos que sobresalen por su equilibrio nutricional, las expertas mencionan clásicos como el charquicán, la cazuela, los porotos con rienda y el caldillo de congrio. Todos ellos permiten combinar ingredientes de origen vegetal y animal, aportando proteínas, fibra, minerales y vitaminas esenciales para una dieta saludable.

“Los porotos con rienda son una excelente opción por su alto contenido de fibra y proteínas vegetales. El zapallo, los fideos y las verduras que se añaden aportan vitaminas y minerales adicionales, convirtiendo este guiso en una comida completa y muy nutritiva”, indica Camila Burgoa. “También destaco el caldillo de congrio, elaborado con un pescado local rico en omega 3 y preparado con hortalizas frescas. Es un perfecto ejemplo de cocina saludable con identidad”, añade.

Otra receta que ambas docentes apuntan como relevante es el charquicán, por su versatilidad y capacidad de adapación a distintos tipos de dietas, sin sacrificar sabor ni valor nutricional. Puede elaborarse con carne magra, proteína vegetal o incluso pescado como jurel o atún. Incorporar huevo cocido es una alternativa recomendada para aumentar el aporte proteico del plato, evitando la fritura.

Más allá de las recetas, las docentes subrayan la importancia de las técnicas de cocción. Disminuir el uso de sal, optar por el horneado en lugar de la fritura, utilizar condimentos naturales y controlar las porciones son estrategias clave para transformar un plato típico en una comida saludable.

“La cocina chilena tradicional incluye una variedad de ingredientes naturales: verduras, pescados, mariscos, legumbres… El secreto está en cómo los preparamos. Empleando técnicas adecuadas, podemos reducir el consumo excesivo de sodio y grasas, logrando alternativas mucho más saludables”, comenta Burgoa.

Ambas expertas coinciden en que la educación nutricional es crucial para mejorar la relación que la población tiene con la alimentación. Por ello, destacan el papel de la Universidad de O’Higgins y sus futuros profesionales en fomentar cambios culturales que valoren la cocina chilena desde una perspectiva saludable, sostenible y respetuosa con la tradición.

“Una de las principales misiones para los futuros nutricionistas de la UOH será precisamente esa: educar a la comunidad en la aplicación de técnicas culinarias adecuadas, desmantelar mitos sobre la alimentación, promover hábitos saludables y contribuir a la construcción de sistemas alimentarios más sostenibles”, concluye Burgoa.

En el Día de la Cocina Chilena, hacemos un llamado a revalorizar lo nuestro con orgullo, recordando que alimentarse bien puede ser un acto cultural, consciente y profundamente nutritivo.

Con Información de osornoenlared.cl

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