A pesar del aumento en la demanda de atención psiquiátrica tras la pandemia, los centros de atención primaria han asumido gran parte de esta carga, en línea con lo establecido por el Plan Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud.
Desde hace un tiempo, la escasez de especialistas médicos ha sido tema de debate. El incremento de problemas de salud mental debido al encierro ocasionado por la pandemia ha puesto de manifiesto el déficit de psiquiatras, con cifras de la OCDE que indican una disponibilidad de solo siete psiquiatras por cada 100 mil habitantes en Chile, comparado con una media de 16,9 en otros países.
Rubén Alvarado, investigador de la Universidad de O’Higgins (UOH) y experto del Grupo Asesor Estratégico en Salud Mental y Prevención del Suicidio en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), menciona que el 35% de la población chilena presenta algún problema de salud mental en algún momento de su vida, y el 22% lo enfrenta cada año. No obstante, estas cifras no reflejan por completo el impacto de la pandemia, ya que no se han realizado estudios poblacionales concretos desde los años 90. “Es evidente que la pandemia elevó los niveles de estrés y tensión, destacando la importancia de la salud mental como un tema social y político”, aseguró.
La demanda de atención psiquiátrica ha mostrado un crecimiento notable, con listas de espera que superan las 23 mil personas en el sistema público y tiempos de espera de meses en el sector privado. Sin embargo, Alvarado advierte que esta situación refleja un malentendido sobre la organización de la atención en salud mental. “En el sistema público, aproximadamente el 85% de los problemas, como la depresión y la ansiedad, pueden ser abordados en la atención primaria por médicos generales, con el apoyo de psicólogos y otros profesionales”, explica.
Desde 2002, Chile ha desarrollado el Programa Nacional de Atención Integral para la Depresión en la Atención Primaria, un modelo innovador que incorpora psicólogos y capacita a los equipos profesionales. Este sistema, reconocido en foros internacionales, ha demostrado que más del 90% de los casos de depresión se pueden resolver a este nivel. “El modelo chileno se ha convertido en un referente para otros países de América Latina, como Perú, que ha adaptado su sistema basado en nuestra experiencia”, señala Alvarado.
El investigador subraya que los sistemas más eficaces son aquellos organizados por niveles de complejidad, donde la atención primaria desempeña un papel central. Este enfoque ayuda a aliviar la carga sobre los especialistas y promueve una visión integral de la salud. “Los especialistas actúan como consultores en los casos más complejos; es el médico de familia o general quien debe tener una mirada holística sobre el paciente”, indica.
Alvarado también resalta los beneficios de una atención primaria robustecida en términos de prevención. “A menudo, el primer contacto con el sistema de salud puede marcar una diferencia crucial. Si los profesionales de atención primaria están capacitados para enfrentar problemas de salud mental, no solo se resuelven casos en etapas tempranas, sino que también se pueden evitar complicaciones mayores”, puntualiza.
Además, el investigador destaca la importancia de la alfabetización en salud mental, que incluye aprender a cuidarse en este aspecto, identificar señales de alerta, adoptar hábitos saludables como el ejercicio, una buena alimentación y el descanso, y combatir el estigma asociado a los trastornos mentales. “Modificar tres hábitos: hacer ejercicio, alimentarse de manera saludable y dormir bien, puede ser tan efectivo como un antidepresivo”, afirma.
El estigma es otro asunto recurrente en sus reflexiones. Según Alvarado, este factor no solo disuade a muchas personas de buscar ayuda, sino que también afecta la calidad de la atención recibida. “Debemos erradicar las ideas equivocadas que persisten en torno a los problemas de salud mental. Reconocer que son tan válidos y tratables como cualquier otra enfermedad física es esencial para avanzar”, subraya.
Finalmente, el experto reflexiona sobre el impacto cultural en la percepción de la salud mental. “Hoy día existe una sobredemanda, posiblemente debido a una menor tolerancia al estrés y una tendencia a buscar directamente a un especialista. Esto no solo satura el sistema, sino que también refuerza mitos sobre cómo abordar estos problemas”, concluye.
La perspectiva de Rubén Alvarado resalta que fortalecer la atención primaria, educar a la comunidad y desestigmatizar los problemas de salud mental son pasos esenciales para avanzar hacia un sistema más justo y eficaz. En un país donde uno de cada tres ciudadanos enfrenta problemas de salud mental en algún momento de su vida, estas estrategias podrían ser la clave para un futuro más saludable.
Con Información de www.diarioelpulso.cl