Estados Unidos está definiendo su presupuesto fiscal para 2026 en un contexto de amenazas de huracanes sin precedentes. Entre los recortes, se prevé una reducción de 4.500 millones de dólares —un 27% menos— para la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que se encarga de monitorear el clima terrestre. Este recorte afectaría en un 74% a su Oficina de Investigación Oceánica y Atmosférica (OAR), lo que impactaría gravemente la recopilación de datos, de los cuales Chile depende significativamente, dado que es un país altamente vulnerable a fenómenos sísmicos, hidrometeorológicos y erupciones volcánicas.
El académico del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins (UOH), Ricardo Fuentealba, advierte que estos recortes no solo implicarían una disminución en la información satelital crítica para pronósticos oceánicos y meteorológicos sobre el estado del planeta, sino que también son parte de una política que socava la democracia y afecta negativamente la investigación científica, especialmente en la comprensión y respuesta efectiva a desastres provocados por fenómenos naturales.
“La reducción presupuestaria del NOAA es una muestra de la política de Donald Trump respecto al cambio climático. Esta limitación afectará los estudios sobre simulación de tsunamis y la teledetección de fenómenos atmosféricos, impidiendo obtener información en tiempo real sobre el origen de las amenazas y su posible impacto, lo que reducirá nuestra capacidad de anticipación”, afirma el académico.
Austeridad encubierta
Fuentealba señala que el recorte también tiene “una segunda dimensión negativa”, que afecta no solo la identificación de amenazas naturales, sino también otras áreas de gestión del riesgo de desastres; organizaciones como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) en EE.UU. están en la mira. “Discurso y acciones en contra de la ciencia, disfrazadas de política de austeridad, pueden provocar la pérdida de capacidades institucionales esenciales para prepararnos y mitigar los riesgos de desastres”, alerta.
Visión autoritaria
El sociólogo concluye que “desfinanciar” la NOAA refleja una visión autoritaria que no solo ignora los mecanismos de prevención ante crisis ambientales complejas, sino que también niega las implicaciones políticas de los fenómenos naturales y sus efectos en comunidades y países como Chile. “En mi ámbito de estudio, consideramos que los desastres y sus riesgos son fenómenos profundamente políticos. Las acciones del gobierno de Trump ilustran este punto de forma extrema. Al desmantelar organismos esenciales para la prevención y recuperación ante desastres, se perjudica no solo a FEMA y NOAA en EE.UU., sino que en el futuro podría ocurrir lo mismo con SENAPRED en nuestro país”, advierte el experto.
De la advertencia al reto
Según él, el caso estadounidense sirve como advertencia para Chile, donde es fundamental fortalecer la democracia y la ciencia a través de la investigación, la capacitación de expertos en el terreno y una planificación integral en la gestión del riesgo. Propone invertir en instituciones clave como SENAPRED, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) y el SERNAGEOMIN, con el propósito de que generen datos accesibles, públicos y útiles para la toma de decisiones.
Fuentealba también sostiene que el reto en Chile va más allá de lo tecnológico y abarca el fortalecimiento de las instituciones democráticas. “Lo que acontece en EE.UU. y en otros países, con sus retrocesos autoritarios, es una alerta sobre lo que podría pasar en Chile, lo cual es crítico considerando las vulnerabilidades del país ante el cambio climático y desastres. Es necesario adoptar una perspectiva estratégica en un contexto geopolítico inestable y climático desafiante, que permita alcanzar resultados a largo plazo, articulando esfuerzos con más ciencia y voluntad política”, concluye el investigador de la UOH.
Con Información de osornoenlared.cl
