Macarena Arriagada Belmar, directora de la carrera de Obstetricia en la UNAB Sede Viña del Mar.
El 14 de enero de 1949, el Diario Oficial publicó la Ley 9.292, la cual estableció el Sufragio Femenino en Chile. Esta legislación había sido promulgada el 8 de enero por el presidente Gabriel González Videla.
El derecho al voto de las mujeres en Chile fue el resultado de una larga lucha llevada a cabo por activistas y organizaciones feministas, principalmente a lo largo del siglo XX.
Diversas mujeres intelectuales y activistas impulsaron este proceso, exigiendo igualdad de derechos, acceso a la educación y, especialmente, el derecho al voto. Es importante destacar que las matronas, como profesionales de la salud y defensores de los derechos de las mujeres, han tenido un rol fundamental en la promoción de la igualdad de género y los derechos humanos, tanto en su ámbito profesional como en el activismo social y político.
En 1906 se creó la Unión de Mujeres de Chile, una organización feminista que luchó por los derechos de las mujeres, incluyendo el derecho al voto. Aunque no logró un éxito inmediato, esta agrupación sentó las bases para futuras reivindicaciones.
Durante las décadas de 1930 y 1940, las matronas, reconocidas en la sociedad chilena por su labor en la salud reproductiva y el bienestar de las mujeres, comenzaron a participar activamente en el ámbito político. En 1931, la Federación Chilena de Matronas lanzó una campaña para promover el voto femenino, argumentando que las mujeres debían participar en las decisiones políticas que afectaban a sus familias y a la sociedad. Las matronas se unieron en esta federación para organizar a las mujeres en torno a la defensa de sus derechos cívicos, participando en eventos, charlas y conferencias que sensibilizaban a la comunidad sobre la importancia del voto femenino. Su involucramiento ayudó a dar visibilidad al movimiento y a legitimar la demanda de derechos políticos en el contexto de su labor profesional.
En las elecciones presidenciales de 1952, las mujeres votaron por primera vez en elecciones nacionales, resultando electo Carlos Ibáñez de Campo. Este evento marcó un hito histórico en el país, y las matronas participaron activamente en movilizaciones y eventos para asegurar que las mujeres pudieran ejercer su derecho al voto en igualdad de condiciones que los hombres. Desde entonces, la participación femenina en los procesos electorales ha ido en aumento, logrando alcanzar en 1970 la paridad con los votantes masculinos.
Matronas y Matrones han sido y seguirán siendo voces activas en la defensa de los derechos de las mujeres, gracias a su formación profesional y su quehacer en el ámbito de la salud, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos.
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