Dr. Carlos Guajardo Castillo
Profesor en la Facultad de Educación UCentral
Tras el receso de verano, es probable que los estudiantes hayan modificado algunos de sus hábitos, como acostarse y levantarse más tarde, jugar hasta altas horas con familiares y amigos, e incluso hacer cambios en su alimentación. Aunque esto no es necesariamente negativo, siempre y cuando se mantenga un equilibrio, es momento de preparar el regreso a la rutina familiar, lo cual requiere una adaptación progresiva.
Expertos sugieren que, al menos dos semanas antes del inicio del año escolar, se empiece a implementar una rutina que ayude a sincronizar el reloj biológico. Esto puede incluir la elaboración de un horario semanal que marque, de forma flexible, las horas de despertarse, las comidas, el tiempo para recrearse con amigos o incluso ver televisión. Es fundamental que todos los miembros de la familia se comprometan para que este proceso sea efectivo.
A medida que febrero avanza, las tiendas presentan la venta de uniformes y útiles escolares, lo que puede aumentar la ansiedad en este periodo. Para mitigarlo, se recomienda organizar las compras a través de internet, evitando así que los niños se enfrenten demasiado pronto al ambiente escolar.
Es importante recordar que «las vacaciones son vacaciones», y es natural que los estudiantes sientan estrés durante el año escolar, en gran parte debido a la carga horaria del currículo. Por ello, establecer una rutina responsable dos semanas antes de que comiencen las clases es esencial.
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Con Información de osornoenlared.cl
