El consumo global de azúcar ha alcanzado cifras récord, produciendo un déficit calificado como «inédito» en la última década, según lo comunicó José Orive, director ejecutivo de la Organización Internacional del Azúcar (OIA) de Guatemala.
Durante el pódcast Efeagro Punto de Encuentro, Orive examinó la situación geopolítica del comercio azucarero en medio de tensiones arancelarias, así como los retos productivos y climáticos que afectan a América y Europa.
«Estamos ante un déficit global que podría alcanzar los cinco millones de toneladas, una falta de suministro que no se había visto en diez años», advirtió Orive, quien este año dejará el puesto que ocupa desde 2014. Según las proyecciones de la OIA, que representa a 86 países, el consumo mundial de azúcar ha superado los 180 millones de toneladas.
A pesar de esta situación, Orive explicó que los precios no reaccionan como se esperaría en un mercado con déficit, debido a la influencia de fondos especulativos en el mercado de futuros, que perturban la relación convencional entre oferta y demanda.
En el caso de Europa, el director de la OIA destacó la significativa disminución en los precios del azúcar, que han caído de 915 euros por tonelada hace un año a 603 euros en la actualidad.
Efectos del cambio climático y tendencias de consumo
Orive enfatizó que el cambio climático es el «principal desafío» para la producción azucarera a nivel mundial, afectando a diversas países, desde India y España hasta Guatemala y Tanzania. También mencionó las implicaciones de las guerras arancelarias, indicando que Brasil podría encontrar oportunidades favorables para negociar con Estados Unidos en el ámbito del etanol.
El ejecutivo describió el mercado azucarero como «un puercoespín político» que, además de su función en la producción alimentaria, está expandiendo su influencia hacia sectores agroenergéticos, aprovechando subproductos como el bagazo para usos innovadores, como la elaboración de pulseras para conciertos.
Finalmente, Orive señaló una tendencia emergente post-pandemia hacia un mayor consumo de azúcares naturales, como la panela y la miel, mientras que el consumo de azúcar refinado disminuye. También defendió la idea de que el consumo moderado de azúcar puede formar parte de una dieta equilibrada, siempre combinado con actividad física.
Con Información de hoysantiago.cl