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La elección entre adquirir una propiedad nueva o una de segunda mano se ha vuelto más complicada. Por un lado, el mercado de viviendas usadas enfrenta desafÃos en cuanto a las ventas, aunque se espera que esta situación cambie a medida que se reduzca el exceso de inventario de propiedades nuevas.
Actualmente, existe una gran cantidad de propiedades nuevas disponibles y una demanda limitada, lo que ha llevado a las inmobiliarias a ofrecer atractivos descuentos para disminuir dicha oferta. En este contexto, la mayorÃa de los compradores tiende a inclinarse por las propiedades nuevas por diversas razones.
En primer lugar, las inmobiliarias están facilitando el pago del pie inicial, lo que resulta muy interesante para aquellos que desean comprar una vivienda. Además, al tratarse de bienes nuevos, no es necesario realizar trabajos de reparación o mejoras, algo que suele ser común al adquirir propiedades usadas, que normalmente requieren adaptaciones a las necesidades del comprador.
Otro aspecto importante es que al negociar directamente con una inmobiliaria, los compradores tienen acceso a una amplia gama de modelos dentro de un mismo proyecto, a diferencia de las propiedades usadas, donde solo hay una opción disponible. Esto brinda a los interesados la posibilidad de seleccionar la propiedad que mejor se ajuste a sus gustos y requerimientos.
En lo que respecta al financiamiento, no hay grandes diferencias entre comprar una propiedad nueva y una usada. Sin embargo, el estudio legal de una propiedad usada puede ser más complicado para las instituciones financieras, lo que a menudo se traduce en mayores costos operativos. En contraste, las inmobiliarias suelen contar con acuerdos con bancos, lo que les permite ofrecer descuentos en los trámites de escrituración y en los estudios de tÃtulos, facilitando asà el proceso para el comprador.
Es fundamental considerar que al adquirir una vivienda usada, se debe presupuestar un gasto adicional para reparaciones y adecuaciones, ya que estas propiedades pueden presentar cierto desgaste. Este aspecto, junto con la dificultad de reunir el pie inicial, ha llevado a numerosos compradores, especialmente inversores, a preferir las propiedades nuevas, garantizándose asà un inmueble en buen estado durante un periodo de 5 a 10 años.
No obstante, esta tendencia podrÃa cambiar en el futuro. A medida que se agote el exceso de oferta de propiedades nuevas y el desarrollo de nuevos proyectos se vuelva más escaso, las propiedades usadas podrÃan volver a tener una competencia más equilibrada en el mercado, lo que aumentarÃa su atractivo para quienes quieren adquirir una vivienda.
Las viviendas nuevas ofrecen varias ventajas que las han convertido en la opción preferida para muchos compradores. Sin embargo, es importante mantenerse atento a posibles cambios futuros, ya que la dinámica del mercado inmobiliario es constante y las oportunidades de adquirir propiedades usadas podrÃan regresar a ser más atractivas.
Por Cristián MartÃnez
Fundador deCrece Inmobiliario
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Con Información de elmauleinforma.cl