En la clausura del proyecto “La Nalca, patrimonio cultural: potenciando los conocimientos y vínculos de los estudiantes de las escuelas rurales de Queilen, San José de Isla Tranqui y la Escuela Juan Antonio Vera Díaz”, solo se observaron rostros llenos de alegría y admiración. Luego de varios meses de trabajo, los niños de estas comunidades educativas completaron un ciclo de redescubrimiento de saberes ancestrales sobre esta planta tan familiar para los habitantes de Chiloé, culminando con dos jornadas educativas.
El momento culminante del proyecto fue la inesperada presentación del libro “Nalca a la vista: Un viaje de Lacán”, que recoge las visiones de los niños y niñas. Tatiana Sardá, fotógrafa, gestora cultural y promotora de la iniciativa, explicó que a través del Centro Imagen Sur postuló y ganó el Concurso Regional, Convocatoria 2023 del Fondo del Patrimonio Cultural del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
“Ambas experiencias fueron muy enriquecedoras en los ámbitos educativo, humano, patrimonial y artístico. Lo que más tocó el corazón de los niños fue ver sus ilustraciones artísticas sobre la nalca convertidas en un cuento tangible y publicado. El diseño del libro fue excepcional, lo que hizo evidente su sorpresa y emoción en ambas localidades (Tranqui y Apeche) al presentar este cuento formativo”, mencionó.
La artista también destacó que esta experiencia logró el objetivo de “crear material didáctico para ambas escuelas y para quienes deseen acceder a él, pudiendo descargar el libro directamente desde www.centroimagensur.com. También tuvimos la oportunidad de disfrutar un desayuno y almuerzo típicos chilenos con los niños y niñas, directivos y profesores de ambas escuelas, lo que permitió llevar a cabo una presentación del cuento formativo, lecturas compartidas y profundizar en el conocimiento sobre esta planta herbácea patrimonial, enriqueciendo la experiencia”.
Viaje de Lacán
“Nalca A la Vista: Un viaje de Lacán” narra las peripecias de un ser del espacio que llega a Queilen para descubrir esta maravillosa planta. Acompañado por niños y niñas isleños, aprende sobre el valor artístico, patrimonial y gastronómico de este delicioso tallo comestible.
Agustín Barría (13) de la Escuela Juan Antonio Vera Díaz de Apeche, expresó su satisfacción por haber participado en el proyecto. “Fue muy importante para mí, ya que un dibujo mío nunca había estado en un libro, y que la gente reconozca la importancia de cuidar la nalca, especialmente en nuestra cultura, porque sus hojas se utilizan en el curanto, así como en la preparación de medicinas, mermeladas y hasta empanadas”.
Gastón Figueroa, profesor encargado de la escuela de Apeche, resaltó la relevancia de rescatar saberes locales en la educación. “Esto se enmarca a la perfección dentro de nuestro enfoque educativo institucional, que busca no solo rescatar el patrimonio tangible, sino también el natural, valorando un producto que muchas veces encontramos en nuestro entorno y que durante esta época consumimos, como es el pangue en el curanto”, comentó, subrayando la gran importancia de estas iniciativas en la vida de los estudiantes. “Los niños se sienten parte de este proceso, además de ver su trabajo reflejado en un libro, y ese protagonismo se refleja en sus rostros llenos de alegría, lo cual es significativo para nuestra escuela en términos de artes visuales”, agregó.
Planta Silvestre
Para Sandra Castro, profesora a cargo de la Escuela San José de Tranqui, muchas veces se subestima la importancia de la nalca. Un ejemplo de esto es la planta que tienen en el patio de la escuela, que solía ser cortada por el jardinero. “Desafortunadamente, él venía cuando yo no estaba. Un día, cuando vino a cortar el césped, le dije: ‘Mira, esto no lo tocas: esta planta y la otra que tengo allá atrás, que ahora está gigante, no se tocan’”.
Tatiana Sardá recordó que en 1934, Charles Darwin visitó la isla Tranqui y constató la existencia de la nalca. En su momento, destacó su potencial como planta comestible, utilizada por los isleños tanto para alimentarse (tallo y raíz) como para curtir cueros y teñir con color negro.
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