El incremento de casos de neumonía provocada por Mycoplasma pneumoniae ha encendido las alarmas. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, se han reportado 834 casos en 2023 y 770 en lo que va del año. Este aumento resulta preocupante, especialmente tras la trágica muerte de una niña de 13 años en la región de O’Higgins, a causa de complicaciones relacionadas con esta bacteria.
Este microorganismo, aunque es conocido en el ámbito de la salud pública, representa un reto considerable debido a sus características de resistencia a ciertos antibióticos, como las penicilinas. Su capacidad de propagación y las diversas manifestaciones clínicas que puede ocasionar, que van desde infecciones respiratorias leves hasta neumonías atípicas con riesgo de complicaciones graves, son motivo de preocupación.
La transmisión se produce a través de gotas de saliva al toser, estornudar o hablar, lo que favorece su dispersión en ambientes cerrados como hogares, escuelas y lugares de trabajo. Por lo tanto, es esencial adoptar medidas preventivas, como el lavado frecuente de manos, una adecuada ventilación de los espacios y el uso de mascarillas por personas que presenten síntomas o pertenecen a grupos de riesgo.
Los síntomas más comunes incluyen tos seca, fiebre, dolor en el pecho y malestar general. Un diagnóstico precoz y un tratamiento apropiado son cruciales para prevenir complicaciones severas y decesos, en especial en poblaciones vulnerables como niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes.
La situación actual en Chile requiere no solo la implementación de estas medidas, sino también un esfuerzo colectivo para proteger a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Estos y otros virus y bacterias demandan educación ciudadana y la comprensión de que las estrategias de promoción de la salud son las más efectivas para disminuir la mortalidad y optimizar recursos sanitarios (como la utilización de camas, medicamentos, etc.).
Una medida que ha suscitado controversia es el adelanto de las vacaciones escolares como respuesta al aumento de casos. Aunque puede parecer una decisión preventiva, esto es discutible, ya que el número de casos no es significativamente mayor al del año anterior. Esta acción podría tener efectos adversos tanto en la educación de la población como en la economía familiar. Además, muchas familias dependen del calendario escolar para organizar sus actividades laborales y económicas, por lo que un cambio súbito puede generar tensiones innecesarias. El énfasis debe estar en la prevención y promoción de la salud, que es el enfoque más equilibrado para afrontar este desafío sin sacrificar el bienestar a largo plazo de nuestra población.
Por: María Jesús Hald, epidemióloga de la Facultad de Medicina UNAB
Con Información de hoysantiago.cl