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Migración y educación: El jardín Quinto Centenario como un espacio de integración intercultural.

Migrar es un proceso que transforma vidas, emociones y la manera de abordar la rutina diaria. Este fenómeno ha sido experimentado por los pequeños que asisten al jardín infantil de la población Quinto Centenario Kimkimtual Ta Pu Pichikeche, que ha transitado de un enfoque intercultural centrado en la cultura mapuche-huilliche a uno multicultural, gracias a la variedad de nacionalidades de sus estudiantes.

Hoy en día, ya no sorprende ver a niños de diferentes nacionalidades jugar y correr junto a aquellos que han crecido hablando mapudungún. La transición de la interculturalidad a la “multiculturalidad” ocurrió hace aproximadamente cinco años, impulsada por los diversos procesos migratorios que ha atravesado el país.

El alcalde de Osorno, Jaime Bertín, lo confirma, mencionando que estos procesos migratorios han llevado a las personas a adaptarse a la cultura local. “La gente debe integrarse. Una de las mejores maneras de hacerlo es adaptándose a las costumbres, creencias y conocimientos del territorio”, comentó.

“Me parece excelente el esfuerzo que se está realizando en esta dirección. Creo que es aún más valioso que nuestras raíces se transmitan a quienes no vivían aquí, pero ahora lo hacen. Comprendernos mejor nos ayuda a entender nuestro pasado, presente y futuro”, destacó el alcalde.

El jardín intercultural comenzó sus actividades hace más de diez años. La directora, Selma Rumián, junto con la educadora intercultural, Yeanet González, han asumido el reto de trabajar con niños de diversas culturas y nacionalidades. Esta experiencia ha sido muy enriquecedora, como lo relata González.

“Es un aprendizaje recíproco, ya que también aprendemos de ellos (los apoderados). Las familias nos comparten parte de su cultura a través de las entrevistas que realizamos”, explicó la directora.

Al inicio de cada año, cuando comienzan las inscripciones, “junto a la directora, explicamos a los apoderados que el jardín tiene un enfoque intercultural que ha evolucionado a multicultural debido a la llegada de familias migrantes. También tenemos la misión de trabajar con un enfoque en la sustentabilidad y el cuidado de la biodiversidad”, agregó González.

Los apoderados han receptado positivamente la integración, sin importar su nacionalidad. “Ha sido una experiencia muy gratificante. En el jardín se tiene en cuenta a todos los niños, sean extranjeros o no. Las educadoras son muy cariñosas”, afirmó Inés Miranda, apoderada venezolana.

La lengua y la nacionalidad no han sido obstáculos para la comunicación, como lo demuestra Breatho Bais, padre de Danitza, de 4 años. Él llegó a Chile en 2018 y ha enfrentado diversos desafíos relacionados con la interculturalidad. Considera que el proceso ha sido interesante, ya que su hija ha aprendido mapudungún.

“La tía Selma siempre está muy atenta a las necesidades de los niños. Ha sido una experiencia muy bonita”, concluyeron ambos apoderados.

Según Sandra Günther, coordinadora de Educación Parvularia del DAEM de Osorno, la interculturalidad en los jardines infantiles es fundamental porque promueve el respeto, la inclusión y el entendimiento mutuo entre niños de diferentes culturas, contribuyendo así al desarrollo de una sociedad más justa y equitativa.

Con Información de osornoenlared.cl

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