viernes 10 enero 2025
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La Navidad, una ocasión para abrir espacio a Dios en nuestras vidas.

“Queridos hermanos y hermanas, les traemos una noticia maravillosa, un motivo de gran alegría para todos. Escúchenla con un corazón alegre:

“Han transcurrido miles de años desde que, en esta tierra, la vida surgió gracias a una increíble evolución planificada por Dios. Miles de años desde que Él decidió que aparecieran el hombre y la mujer, creados a Su imagen, para colaborar en la obra de la creación. Hace dos mil años, Abrahán, siguiendo el llamado divino, emprendió un viaje hacia una tierra desconocida para dar inicio al pueblo elegido, legítimo heredero de las promesas. Hace aproximadamente 1250 años, Moisés guió a los descendientes de Abrahán a través del Mar Rojo, liberándolos de la esclavitud hacia la libertad. Hace mil años, David, un humilde pastor, fue consagrado por el profeta Samuel como rey de Israel. Hace unos setecientos años, Israel, infiel a la alianza y sordo ante los mensajes de Dios, fue llevado al exilio. En medio de su sufrimiento, el pueblo de Dios aguardaba a un Salvador que los librara de la opresión y estableciera un reino de paz, justicia y libertad. Finalmente, durante la Olimpíada 94, en el año 752 de la fundación de Roma, el 42 del imperio de Octavio Augusto, hace 2024 años, en Belén de Judá, un humilde pueblo de Israel ocupado por los romanos, nació Jesús en un pesebre porque no había lugar en la posada, hijo de María la Virgen y José. ¡Alégrense, hermanos! Esta es la buena noticia del ángel: “Les ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”.

De esta hermosa manera, la Iglesia celebrará el nacimiento del Salvador en la Nochebuena, recorriendo la historia de la humanidad. Este evento es la respuesta del amor intenso de Dios hacia cada ser humano. Él sigue confiando en nosotros, espera que reconozcamos su amor, viéndolo como nuestro Salvador y no como alguien a quien temer. Cada vez que aceptamos a Dios en nuestras vidas con humildad, estamos celebrando la Navidad. Por ello, les invito a prolongar esta magia, esta gracia que nos brinda esta festividad. Que todos los buenos sentimientos que ella nos inspire no sean efímeros, sino que los cultivemos diariamente, a veces con esfuerzo, pero con la certeza de que al procurar el bienestar de los demás y vivir con sencillez, con Dios en nuestro corazón, nuestro mundo será un lugar mejor. Todos estamos llamados a ser Peregrinos de la Esperanza, especialmente en un tiempo lleno de desafíos. Mantener la esperanza y trabajar por un mundo mejor es más crucial que nunca.

Así que, queridos amigos, mantengamos a Dios con nosotros. El mejor pesebre para Su presencia es cada corazón, cada hogar. Les exhorto a hacer espacio para Dios en sus vidas, porque así se cumplirá lo que decía Santa Teresa: “Nada te turbe, nada te espante, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta”.

Viviendo la Navidad como auténticos cristianos, participemos en nuestras parroquias en la Misa de Nochebuena, la misa del gallo, o en la del día de Navidad.

¡Que Dios los bendiga! ¡Feliz Navidad!

+ Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua.

Con Información de www.elrancaguino.cl

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