El Informe de Política Monetaria (IPoM) reveló noticias poco alentadoras en términos de proyecciones a corto plazo, mientras que los desafíos a largo plazo ya eran conocidos. Se augura un crecimiento más lento y una inflación más alta de lo esperado para 2024. Sin embargo, en lo referente al crecimiento, la nueva estimación del 2,3% se encuentra dentro del rango que el Banco Central presentó en su IPoM de septiembre (2,25%-2,75%). Aunque situarnos en el límite inferior de este rango es un punto crítico, seguimos dentro del marco previsto por la entidad reguladora, que planteó un panorama de limitado dinamismo económico.
En relación con la inflación, sí se observa un aumento, evidenciando que estamos experimentando un episodio de turbulencia inflacionaria. Ahora, el Banco Central estima que la inflación cerrará este año en 4,8%, lo que representa un aumento de tres décimas respecto a la proyección anterior. Lo más alarmante es el ajuste en la inflación subyacente –sin volatilidad–, que pasó de 3,9% a 4,5%, siendo esta la medida que refleja de manera más precisa las presiones inflacionarias presentes en la economía.
¿A qué se atribuye este aumento? En particular, el Banco Central señala el alza en los costos laborales, que supera los niveles históricos. Entre las razones que se presentan para esta situación, destaca el aumento del salario mínimo, uno de varios cambios regulatorios recientes. Este aspecto merece especial atención, ya que las políticas implementadas recientemente han incrementado los costos laborales, generando presión sobre los precios y afectando la capacidad de las empresas para generar empleo.
Un estudio realizado por Albagli et al. (2024) proporciona evidencia sobre el efecto del aumento del salario mínimo. Los autores clasifican a las empresas en dos grupos según la proporción de trabajadores que perciben el salario mínimo. Los resultados muestran que, como consecuencia de los últimos incrementos en el salario mínimo, se ha registrado un aumento en los costos laborales y, en consecuencia, un impacto negativo en el empleo de aquellas empresas con mayor número de trabajadores sujetos a esta norma (una reducción del 4,8% en el empleo).
Independientemente de si estamos en una emergencia en el ámbito laboral o no, es crucial mantener un cuidado especial para que las políticas implementadas no perjudiquen nuestro ya debilitado mercado de trabajo. La única forma de revitalizarlo es mediante la expansión de la capacidad de crecimiento sostenible de nuestra economía, lo que permitirá generar más y mejores empleos y un aumento en los salarios reales, sin comprometer la lucha contra la inflación, que como nos ha reiterado el Banco Central, sigue siendo una prioridad.
Rodrigo Montero
Decano de la Facultad de Administración y Negocios
Universidad Autónoma de Chile
Con Información de www.elrancaguino.cl