Por: Carol Uribe Llanos, Coordinadora de la Unidad de Inclusión Estudiantil, Universidad de O’Higgins.
El 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que resalta la relevancia de la inclusión en todos los aspectos de nuestra sociedad y nos recuerda que vivimos en un mundo diverso. La inclusión, como un derecho humano fundamental, implica la participación activa y libre de todas las personas en el desarrollo social, político, económico, cultural y civil, sin distinciones ni condiciones. Estas son normas que reconocen y protegen la dignidad de cada ser humano, y que el Estado tiene la responsabilidad de hacer cumplir.
La discapacidad es, por tanto, una condición que se inserta en la diversidad humana. Sin embargo, persisten barreras significativas que limitan la participación plena de estas personas en la sociedad. Los desafíos y oportunidades que enfrentan están, en gran parte, relacionados con la necesidad de una accesibilidad universal que asegure que todos los espacios públicos y privados sean accesibles para todos, lo cual a menudo no es el caso, ya sea en términos de infraestructura o en el acceso a la información.
En cuanto a la educación inclusiva, es necesario construir un sistema formativo donde las políticas se traduzcan en prácticas educativas con estrategias pedagógicas diversificadas, permitiendo que todos los miembros, sean estudiantes con o sin discapacidad, accedan al aprendizaje con equidad y calidad. Esto es esencial para que cada uno de ellos pueda desarrollar todo su potencial y sus talentos.
Además, fomentar la inclusión laboral y la autonomía de las personas con discapacidad en diversos ámbitos de la vida es un desafío importante. Es fundamental garantizar su participación plena y efectiva en los ámbitos político, económico, cultural y social, ya que todos nos enriquecemos al interactuar con personas de diferentes experiencias y realidades.
En resumen, el Día Internacional de las Personas con Discapacidad nos recuerda la necesidad de colaborar para construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva. Debemos respetar los derechos humanos como normas que guían nuestra convivencia y respeto mutuo.
Es tiempo de comprometernos a eliminar barreras y asegurar que todas las personas, independientemente de su discapacidad, puedan participar plenamente en el mundo que todos compartimos, sin distinciones ni exclusiones. Por lo tanto, hacemos un llamado a la acción; es crucial sensibilizar constantemente sobre la importancia de la inclusión, reconocer que la diversidad es parte de nuestra realidad y convivir con respeto hacia los demás. Del mismo modo, necesitamos apoyar a las organizaciones y proyectos que promueven la inclusión y participar en sus iniciativas y eventos.
Juntos podemos transformar nuestra sociedad en un lugar más justo y respetuoso de la diversidad, recordando que no se trata de un favor, sino de una cuestión de derechos.
Con Información de www.elrancaguino.cl
