viernes 10 enero 2025
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La bioseguridad en la cría de cerdos mejora la eficiencia y sostenibilidad del sector.

En Chile, la industria porcina se distingue por un modelo de integración vertical que abarca todas las etapas, desde la elaboración de piensos para cerdos hasta su sacrificio y comercialización. La producción de cerdos se concentra principalmente en las regiones Metropolitana, O’Higgins y Maule, que juntas representan el 95% del total nacional. Esta actividad es esencial para la economía del país y genera entre 10.000 y 12.000 empleos directos, así como un considerable número de trabajos indirectos.

Con un valor de exportación que alcanza los 743.222 millones de dólares, la carne porcina se ubica como uno de los productos más destacados del sector agroalimentario chileno. En el año 2023, un 73% de esta producción fue destinada a Asia, con China, Japón y Corea como los principales destinos.

A pesar de la relevancia de la industria, la clave para preservar su competitividad y calidad radica en la implementación de buenas prácticas de bioseguridad en las granjas porcinas. María Ignacia Apel, Coordinadora Técnica de Porcicultura de MSD Salud Animal en Chile, enfatiza que la planificación adecuada y la organización del establecimiento son cruciales para garantizar el bienestar de los animales y la calidad del producto final.

La importancia de la bioseguridad

La bioseguridad implica un conjunto de medidas sanitarias y de manejo que tienen como objetivo prevenir o reducir el riesgo de entrada y salida de agentes infecciosos en los planteles porcinos.

Un aspecto fundamental es la correcta selección del sitio para la instalación, lo que ayuda a evitar la propagación de enfermedades. Es vital asegurar una distancia mínima entre granjas y establecer cercas perimetrales que impidan el acceso de personas y animales externos, entre otras acciones. Además, la infraestructura debe facilitar las condiciones óptimas de temperatura y humedad, dos factores que afectan directamente el confort y la salud de los cerdos.

Según María Ignacia Apel, es esencial que «las instalaciones cuenten con un diseño apropiado para resguardar a los animales y mantener la debida temperatura en el entorno. Asimismo, el uso de biodigestores para el tratamiento de desechos y la orientación de la granja en relación al recorrido del sol (Este-Oeste) son medidas recomendadas para mejorar la eficiencia térmica”.

Además, subraya la importancia de capacitar al personal de las granjas en materia de bioseguridad, ya que su conocimiento es crucial para garantizar la salud y el bienestar de los animales.

Climatización y bienestar animal

Los cerdos son especialmente vulnerables a las fluctuaciones térmicas. Por ello, la altura del techo, la calidad de los materiales utilizados y una adecuada climatización son factores clave para su bienestar. Apel indica que «para el alojamiento de los animales hay criterios evaluables como el espacio de confort, la evaluación de problemas en las instalaciones, la temperatura, la ventilación y la concentración de gases nocivos como amoníaco y CO2. Además, el material del techo debe tener resistencia térmica para evitar el exceso de calor”.

Manejo adecuado en la producción

El manejo de las instalaciones debe adaptarse a las necesidades específicas de los cerdos en cada fase de su desarrollo. Desde la lactancia hasta el engorde, los animales requieren un entorno que promueva su crecimiento y bienestar. Factores como el confort térmico, la limpieza, la desinfección y una nutrición adecuada son esenciales para asegurar el éxito de la producción.

En este sentido, la profesional sostiene que «proporcionar condiciones adecuadas de manejo, climatización, nutrición y sanidad es fundamental para alcanzar índices zootécnicos satisfactorios y carne de alta calidad”.

Actualmente, Chile dispone de un estándar oficial de bioseguridad elaborado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en colaboración con la Asociación de Productores de Cerdos de Chile (ASPROCER). Este estándar no solo busca prevenir enfermedades, sino también asegurar que la producción porcina chilena mantenga su competitividad a nivel mundial, ofreciendo un producto final de alta calidad que cumpla con los criterios de bienestar animal y seguridad alimentaria.

Con Información de osornoenlared.cl

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