
Helicobacter pylori representa una amenaza silenciosa en Chile. El académico Rodrigo Moore, investigador de la Universidad de Talca, resalta su alta prevalencia en el país y su estrecha relación con el cáncer gástrico.
Esta bacteria se aloja en el estómago, invadiendo el tejido gástrico. Aunque no todos los infectados desarrollan cáncer, la OMS la clasifica como carcinógeno de tipo 1.
La situación en Chile es alarmante, especialmente en las regiones centrales y del sur, donde la prevalencia supera el 70%. En contraste, en el norte del país se observan tasas más bajas.
Moore mencionó que las causas de esta distribución no están completamente claras, aunque existen estudios que sugieren que la orientación hacia el Océano Pacífico podría estar relacionada con una mayor incidencia.
En regiones como Maule, la pobreza, el acceso desigual a servicios de salud y la posible presencia de pesticidas son factores que podrían agravar la situación.
El diagnóstico de esta infección se realiza a través de endoscopías, pero en Chile el acceso es limitado, a diferencia de Japón, donde se lleva a cabo un tamizaje masivo financiado por el Estado.
Para el tratamiento, se emplean antibióticos combinados, pero su uso excesivo está generando resistencias que podrían resultar en crisis sanitarias.
Como alternativa, se investiga el uso de productos naturales con nanotecnología; por ejemplo, la curcumina en nanoemulsiones, que podría eliminar la bacteria sin necesitar antibióticos.
Moore señaló que Helicobacter pylori no solo está asociada al cáncer gástrico, sino que también podría influir en enfermedades hepáticas y neurodegenerativas, al liberar vesículas que circulan por el torrente sanguíneo.
La bacteria se transmite a través de agua y alimentos, y también puede establecerse en la cavidad oral, contribuyendo a condiciones como la gingivitis crónica.
El especialista enfatizó la importancia de no ignorar síntomas como acidez, reflujo y sensación de llenura. «Particularmente en hombres, quienes tienen mayor mortalidad por cáncer gástrico, estos síntomas no deben ser subestimados», advirtió.
Recomendó realizar controles periódicos con endoscopía cada dos o tres años para quienes tengan factores de riesgo.
Por último, destacó que muchas personas se reinfectan poco tiempo después del tratamiento, ya que la bacteria puede ocultarse en áreas de difícil acceso, dificultando su erradicación completa.
Con Información de portalmetropolitano.cl