Con la llegada de noviembre, se da inicio a las actividades relacionadas con el cierre del año. Las empresas se dedican a elaborar sus presupuestos, mientras que los estudiantes de cuarto medio ponen toda su atención y esfuerzo en la prueba que determinará su ingreso a la universidad, así como en los preparativos para la fiesta de graduación.
Los supermercados están listos para lanzar sus ofertas navideñas, con una amplia gama de adornos que se adquieren y se acumulan en los hogares, usados solo una vez al año.
Los gastos de Navidad, junto con las vacaciones, representan uno de los mayores desembolsos para las familias de clase media, que, en esta temporada, reciben una lluvia de ofertas de crédito que extienden sus deudas hasta el próximo año. Además, es el momento en que se cierran las últimas cuotas de las obligaciones adquiridas el año anterior.
Para los católicos, el 8 de noviembre señala el comienzo del Mes de María, trayendo consigo las Primeras Comuniones y un periodo de reflexión sobre el verdadero significado de la Navidad, que a menudo se confunde con la Pascua.
Los torneos de fútbol y otras competiciones deportivas llegan a su fin, mientras las empresas celebran sus fiestas de fin de año, donde el intercambio de regalos del Amigo Secreto es una tradición esperada.
En resumen, nuestro calendario marca el ritmo de vida en el hemisferio sur, donde las actividades inician en enero y concluyen en diciembre. Cada año parece transcurrir más rápido, generando estrés y ansiedad, principalmente debido a la complicada situación económica que se vislumbra.
Lo fundamental es que el cierre del año nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nosotros mismos, sobre la vida y sobre las relaciones con quienes nos rodean. El tiempo avanza y depende de nosotros aprovecharlo de la mejor manera. Sin duda, nuestra paz espiritual es el mejor regalo que podemos ofrecer a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, además de ser completamente gratuito.
Con Información de www.elrancaguino.cl