Un escándalo resurgió tras el informe de Contraloría sobre las licencias médicas fraudulentas presentadas por funcionarios públicos.
El reciente informe de la Contraloría General de la República ha puesto de manifiesto que más de 25 mil funcionarios públicos salieron del país durante su licencia médica, lo que supone un nuevo golpe a la confianza ciudadana en nuestro sistema de salud.
Este asunto no es un caso aislado; representa un síntoma de un problema estructural que seguimos arrastrando como país debido a la falta de medidas contundentes.
Esta situación revela una práctica extremadamente preocupante, que no solo le cuesta al sistema más de 600 millones de dólares anuales, sino que también socava la credibilidad pública, reduce la productividad y afecta directamente a aquellos que realmente utilizan este recurso de manera legítima. Las personas honestas, que se encuentran enfermas, a menudo deben soportar el estigma y la desconfianza hacia sus condiciones de salud debido al abuso generalizado.
Los datos son reveladores. Según informes de la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO), las licencias médicas han aumentado un 131% en la última década, y aquellas relacionadas con trastornos mentales han crecido un asombroso 442%.
Por otro lado, el Informe de las Cajas de Compensación y la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados revela que el 39% de los chilenos considera fácil obtener una licencia, mientras que el 55% opina que existen abusos en el sistema. Además, el 52,4% conoce a alguien que ha solicitado una licencia falsa, y el 41,4% asegura conocer a un médico que las emite sin justificación real.
Asimismo, el informe indica una preocupante tolerancia social: el 48,6% considera aceptable solicitar una licencia médica si se siente muy agotado, lo que refleja una normalización del uso indebido del sistema.
En ALTO Inmune llevamos más de 15 años estudiando este fenómeno, trabajando en prevención y tomando acciones legales contra quienes vulneran el sistema. Un dato que debería alarmarnos: mientras un profesional de la salud emite en promedio 37 licencias al año, un 4% emite más de 597 licencias, y un 0,4% supera las 2.000.
Lo más preocupante es la existencia de un grupo conocido como “Grandes Emisores”, quienes entregan más de 5.000 licencias al año, con un promedio de 1,5 por hora, siendo la causa más común los trastornos mentales, y ninguno de ellos tiene la especialidad de Psiquiatría.
Por otro lado, se han observado diferencias en el uso de licencias según el nivel de ingresos: quienes ganan por encima del tope imponible (y, por lo tanto, no reciben el 100% de su sueldo durante la licencia) utilizan en promedio 1,14 días al año, mientras que los trabajadores que ganan por debajo del tope utilizan 2,9 días anualmente. Según datos de la SUSESO, esto confirma que el sistema es más propenso al abuso en ciertos segmentos.
Desde nuestra experiencia en la lucha contra el fraude, sabemos que la solución no es sencilla, pero es urgente. Se necesita un enfoque integral que una el sector público y privado, con políticas que eduquen sobre el uso adecuado de la licencia médica y sancionen efectivamente a quienes abusan del sistema. No podemos seguir tolerando que se utilice esta herramienta como vacaciones encubiertas o como un mecanismo de evasión laboral.
En ALTO Inmune hemos comenzado, junto a diversas instituciones de salud privadas, un exhaustivo análisis para detectar los casos de abuso y elusión del sistema. Y no solo nos quedaremos en el diagnóstico: emprenderemos acciones penales y administrativas contra médicos, beneficiarios o administrativos implicados. Nuestro compromiso es claro: erradicar el fraude y proteger a quienes verdaderamente requieren esta herramienta.
Chile no puede seguir desperdiciando recursos, confianza y tiempo frente a este tipo de fraude. Ya no basta con indignarse. Es momento de actuar.
Por: Rodrigo Varela, Gerente Legal de ALTO Inmune.
Con Información de portalmetropolitano.cl