Diciembre trae consigo un ambiente navideño y el cierre de un ciclo. Se siente la llegada de un tiempo de paz, esperanza y expectativas, un espíritu de alegría y felicidad que une a todos: jóvenes y ancianos, ricos y pobres, campesinos, trabajadores, profesionales. Todos compartimos la ilusión de un futuro mejor.
Coincide también con la asunción de nuevas autoridades a nivel regional y local. Gobernadores, concejeros regionales, alcaldes y concejales comienzan su mandato, y en sus electores renace la esperanza de que cumplirán sus promesas y traerán cambios positivos.
Soñar no cuesta nada. Sin embargo, seamos realistas, ya que «a grandes esperanzas, grandes desilusiones», una situación que hemos experimentado en el pasado. Por esta razón, sin caer en el pesimismo, es prudente manejar las expectativas con cautela. Nos hemos decepcionado tantas veces que resulta difícil creer en cambios significativos.
Las nuevas autoridades tienen la posibilidad de rescatar a nuestra sociedad del oscurantismo y la parálisis provocados por el amiguismo, la corrupción, el nepotismo y, especialmente, la inseguridad de un gobierno ineficaz. Es cierto que no se puede obligar a nadie a lo imposible, pero las grandes construcciones se hacen ladrillo a ladrillo, empezando desde la base hasta el campanario.
Años en el servicio público han enseñado que para lograr cambios, es crucial el trabajo en equipo, la valoración de las personas, la coherencia, la probidad, y la voluntad de hacer las cosas bien, así como un firme compromiso con los principios y valores de libertad, orden, justicia, propiedad y bienestar.
Con base en este aprendizaje, ofrezco a quienes asumen sus cargos en estos días, así como a quienes se desempeñan en el servicio público o privado, mi obra “NI SECRETOS NI MILAGROS”, una guía práctica y accesible para alcanzar una gestión de excelencia.
Inspirado en el antiguo refrán “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”, quiero transmitir un mensaje de optimismo y buenos deseos a las nuevas autoridades que comienzan su mandato, en un contexto donde la crítica y el desprestigio son comunes.
Los recién elegidos enfrentarán importantes retos y heredarán problemas complejos, pero en ellos están nuestras esperanzas. Por eso, me refiero a este sabio dicho que enfatiza la necesidad de actuar, construir y proponer soluciones, en lugar de centrarse únicamente en la crítica o lamentarse por las dificultades que dejaron otros. La sociedad está cansada de oír lamentos políticos.
Finalmente, debo concluir que las nuevas autoridades deben entender que no existen “Secretos ni Milagros” para el éxito; lo que se necesita es actuar correctamente en todo momento. Al mencionar “encender las velas”, me refiero a ser proactivos y actuar como catalizadores del cambio. N ingún avance se logra “maldiciendo la oscuridad”; eso solo conduce a la desilusión y la desesperanza.
Cristian Labbé, Ex ministro y Ex alcalde de Providencia
Con Información de radioportales.cl
