Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son patologías complejas y multifactoriales que impactan negativamente la salud física y mental de las personas. Estas condiciones se caracterizan por una preocupación desmedida por el peso y la imagen corporal, así como por alteraciones en los hábitos alimenticios.
Se ha observado que estos trastornos son más comunes en la adolescencia, un período de cambios significativos en el que se establece la autoimagen. Esto provoca diversas crisis de identidad, preocupaciones por la apariencia física, presiones sociales y demandas de independencia que necesitan los jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado los TCA como uno de los principales problemas de salud mental en niños y adolescentes debido a los riesgos que conllevan. Se estima que entre el 6% y el 10% de los adolescentes padecen algún tipo de TCA, siendo en Chile un 8,3%, lo que convierte al país en el segundo con más casos de esta problemática entre adolescentes, solo superado por Suiza, que tiene un 12%.
Ante estas preocupantes cifras, Sebastián Maluenda, docente de USerena y psicólogo clínico infanto-juvenil, explica las señales típicas que pueden indicar la presencia de un TCA en adolescentes. Señala que “las conductas más comunes incluyen un interés excesivo por la alimentación, cuentas de calorías, ingredientes, etc. Algunos adolescentes también tienden a hacer ejercicio de manera excesiva con el fin de perder peso. Además, a menudo se distancian de familiares y amigos durante las comidas para evitar cuestionamientos sobre sus nuevos comportamientos. Finalmente, suelen ejercer un control riguroso sobre lo que comen, pesando y midiendo todos los ingredientes, e incluso rechazando ciertos alimentos”.
En cuanto a la comunicación verbal, añade que “los adolescentes a menudo expresan preocupación por su apariencia física, comentando sobre su imagen de maneras que antes eran menos comunes y justificando sus elecciones alimentarias, presentando excusas para no comer o evitar situaciones sociales que involucren comida. En lo que respecta a la comunicación no verbal, presentan síntomas de ansiedad en situaciones con comida, mostrando incomodidad. También suelen mirarse con frecuencia en espejos y elegir ropa más holgada para esconder su apariencia”.
Entre los TCA más frecuentes en adolescentes se encuentran la anorexia y la bulimia. Maluenda explica que las principales diferencias radican en las conductas de los adolescentes: “en la anorexia, generalmente hay una restricción extrema de alimentos y un ejercicio excesivo, mientras que en la bulimia puede haber restricciones en la alimentación, pero se caracteriza por episodios de atracones, seguidos de conductas compensatorias como el vómito, el uso de laxantes y/o diuréticos”.
Respecto a las señales físicas en adolescentes con TCA, el experto indica que las más comunes son “una pérdida significativa de peso, lo que conlleva un físico debilitado, piel seca y pálida, caída del cabello, y cabello quebradizo. Estas personas también pueden experimentar cansancio y fatiga en actividades cotidianas debido a la falta de nutrientes. Otra señal que a menudo se pasa por alto es la sensación constante de frío, así como manos y pies fríos, y en el caso de las mujeres, pueden presentarse alteraciones hormonales que llevan a la ausencia de menstruación durante ciertos períodos”.
En relación a la bulimia, también pueden surgir problemas dentales derivados de los vómitos recurrentes, que debilitan el esmalte dental debido al ácido gástrico además de causar lesiones en los nudillos por inducir el vómito.
En caso de sospechar la presencia de algún síntoma, el psicólogo aconseja a las familias “consultar a un pediatra o médico general para que realice una evaluación inicial del estado físico y emocional del adolescente, y si es necesario, referirlo a un especialista”. En cuanto a los profesionales implicados en el tratamiento, recomienda médicos especialistas como nutriólogos para diseñar planes alimenticios adecuados y endocrinólogos para abordar posibles desequilibrios hormonales. “Además, es crucial la colaboración de un psicólogo clínico que pueda ofrecer psicoterapia y apoyo tanto al paciente como a la familia”, afirma.
Finalmente, Maluenda ofrece recomendaciones sobre cuándo es adecuado abordar los trastornos alimenticios y la aceptación del propio cuerpo con los niños: “la psicoeducación debe ser fundamental para prevenir los TCA, adaptando los temas a la etapa de desarrollo del niño. En la etapa preescolar (3-6 años), es fundamental hablar de la diversidad y la aceptación de los cuerpos, resaltando las diferencias de altura, color de piel y formas del cuerpo, además de promover un discurso positivo sobre el cuerpo propio y el de los demás”.
En la etapa escolar (7-10 años), es importante discutir la realidad de la imagen corporal, “informando sobre el impacto de las redes sociales, enseñando sobre los cambios corporales que ocurren con la edad y abordando las emociones que rodean la alimentación y la percepción del cuerpo. Por último, en la preadolescencia y adolescencia (11-20 años), es esencial hablar sobre los TCA, explicando sus implicaciones para la salud y la influencia de las redes sociales en la autoestima de los adolescentes”, concluyó el académico.
Con Información de elmauleinforma.cl