El documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo en Roma presenta tareas específicas para todo el Pueblo de Dios. En su discurso de clausura, el 26 de octubre, el Papa Francisco anunció que no se publicará una Exhortación Apostólica Postsinodal, ya que el Documento contiene directrices muy claras que pueden servir como guía para la misión de las Iglesias. Al ponerlo a disposición de todos, el Papa quiere reconocer el valor del camino sinodal recorrido.
El Santo Padre describió este Documento final como un “triple regalo”: para él, como Obispo de Roma; para el Pueblo de Dios y para la Iglesia universal. Este texto es el resultado de un proceso de escucha y discernimiento que comenzó en 2021 y duró tres años, el cual tenía como objetivo comprender cómo ser una “Iglesia sinodal” y estar abierta a la guía del Espíritu Santo en nuestros días. Mediante referencias bíblicas, el documento exhorta a testimoniar el Evangelio no solo con palabras, sino también con la propia vida.
El Papa subrayó que este proceso sinodal es un banquete universal que busca la armonía y abre puertas sin levantar muros, recordando las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia como un signo e instrumento de la esperanza en Dios. Inspirado en la obra de Madeleine Delbrêl, Francisco animó a no concebir la fe como un mero conjunto de reglas, sino como una “fiesta sin fin” donde el encuentro con Dios se renueva sin cesar.
El Documento ofrece directrices concretas para la misión de la Iglesia en diversos contextos globales. Aunque el Papa no publicará una exhortación postsinodal, enfatizó la importancia de dedicar tiempo a las decisiones que involucran a toda la Iglesia, manteniendo un enfoque sinodal que promueva la escucha, el discernimiento y la toma de decisiones. Asimismo, destacó el valor del testimonio, pues el documento cobra vida a través de las experiencias compartidas.
Finalmente, reiteró la posibilidad de avanzar juntos en la diversidad, convirtiendo las palabras en acciones y fomentando la paz a través de la escucha, el diálogo y la reconciliación. Según el Papa, la sinodalidad es una misión guiada por el Espíritu Santo, que crea armonía y dirige a la Iglesia en este proceso de aprendizaje conjunto.
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