Era casi habitual que las familias visitaran este lugar, que albergó innumerables historias y fue parte integral de la evolución económica y social de la comuna de Los Ángeles, junto al supermercado Tucapel.
Durante casi 30 años, Tucapel se convirtió en sinónimo de compras memorables en la capital provincial del Biobío. Con su estrategia de precios bajos, publicidad radial cautivadora en mapudungún y una oferta adaptada a las familias de aquella época, esta cadena de supermercados dejó una huella profunda en la comunidad.
Desde su inauguración en 1982 bajo la dirección de la familia Sobarzo, Tucapel dominó el mercado supermercados en la capital provincial, llegando a representar más del 70% de las ventas en sus años más exitosos. Su local inaugurado en la esquina de las calles Colón y Tucapel marcó un antes y un después con su diseño contemporáneo: pasillos amplios, góndolas accesibles y una heladería en la entrada, que se convirtió en el sueño de los niños.
En las décadas de los 80 y 90, según lo relata el fanpage “Comunidad de Los Ángeles, Historia e Identidad”, la competencia no era intensa; había supermercados como Mas, Bastimento y Las Brisas, además de pequeños minimarkets y almacenes de barrio.

La expansión y cierre del supermercado Tucapel
La llegada de Plaza Market en los años 90 motivó a Tucapel a expandirse, abriendo el Portal Tucapel y nuevos locales en la avenida Latorre con Marconi y en la calle Almagro.
Sin embargo, la estabilidad del negocio se vio amenazada por el surgimiento de grandes cadenas de supermercados en los años 2000. La llegada de Tops (ahora Jumbo), Santa Isabel y Líder revolucionó el mercado con una oferta más variada, un mejor servicio al cliente y sistemas de crédito atractivos. La apertura de Líder en Freire con Ricardo Vicuña marcó un punto de inflexión para el comercio local, significando un duro golpe para su historia.
Frente a este nuevo panorama, en 2008, la familia Sobarzo tomó la decisión de vender sus supermercados al fondo de inversión Southern Cross, que los renombró como Unimarc, cerrando así un capítulo significativo en la historia comercial de Los Ángeles y dejando una huella indeleble.
A pesar de su extinción, Tucapel sigue vivo en la memoria colectiva. Los locales repletos en días de pago, la habilidad de sus cajeras al ingresar precios manualmente, la calidad de sus carnes y la icónica publicidad con frases en mapudungún aún resuenan en la nostalgia de quienes vivieron esa época. En un tiempo donde las grandes cadenas dominan el mercado, Tucapel es un símbolo de una época en que ir al supermercado era una experiencia única.
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Con Información de elcontraste.cl