El “Parque Libro Abierto” no solo cuenta con un bosque, un anfiteatro y una zona recreativa; también representa un testimonio de la historia reciente del pueblo. Este espacio ha sido posible gracias a la colaboración y el esfuerzo de los propios vecinos, en alianza con ARAUCO, destacando especialmente la participación femenina.
Han pasado siete años complicados en Santa Olga, y quizás esta afirmación no haga justicia a la realidad. Mientras el mundo enfrentaba los estragos de la pandemia de COVID-19 al inicio de la década, los casi 3,000 habitantes de esta localidad ya habían tenido que lidiar con una catástrofe que dejó su hogar en ruinas.
El incendio que comenzó el 26 de enero de 2017 arrasó con todo a su paso, dejando a su paso escombros y cenizas, donde se podían ver a las personas caminando, atónitas ante la devastación: las llamas consumieron casas, escuelas, jardines, el templo católico, un aserradero, y el cuartel de bomberos, entre otros.
Sin embargo, del corazón del pueblo surgió un espíritu renovado en los líderes sociales, quienes decidieron continuar el legado de los antiguos habitantes de Santa Olga, que desde los años 60 habían construido la localidad atrayendo a la población gracias a la industria forestal de la zona.
“Decidimos quedarnos y construir nuestra vida aquí. Nos secamos las lágrimas, nos quitamos las cenizas y dijimos ‘hay que volver a empezar’”, relata Mónica Sepúlveda, líder de una de las cuatro juntas de vecinos actuales.
En el proceso de “volver a empezar”, se trazaron las bases del Parque Libro Abierto Santa Olga. Este nuevo espacio en el cerro incluye un sendero, un mini anfiteatro, una zona de juegos, áreas de picnic, un memorial histórico y un nuevo bosque.


Daniela Saieg, responsable del Programa Bosque Abierto de ARAUCO, relata con entusiasmo que la creación y conceptualización del parque, desde 2020, justo en el momento en que se relajaron las restricciones de la pandemia, fue un trabajo colaborativo con los habitantes de Santa Olga.
“Comenzamos a trabajar con las cuatro juntas de vecinos, bajo el respaldo del programa Bosque Abierto, con el objetivo de plantar especies nativas y crear este Parque Libro Abierto que, a la larga, se convertirá en un bosque”, comenta.
En consonancia con esta idea, destaca que “alcanzamos un resultado muy claro al consensuar las necesidades y deseos de la comunidad. También considero relevante la participación activa de muchas mujeres en este proyecto.”
Mónica Sepúlveda y Mónica Panchilla son dos de las líderes comunitarias que han estado involucradas en todo el proceso. Sepúlveda comenta que la presencia femenina en estos liderazgos se debe a “nuestra capacidad de escuchar y el respeto que generamos en la comunidad.”
Panchilla recuerda que “en una reunión comenzamos a soñar sobre lo que podríamos hacer en este cerro que está a nuestro lado. Y ARAUCO materializó esa visión de manera excepcional”.
Ambas enfatizan que los cinco tótems instalados en el parque, que relatan la historia de Santa Olga, son elementos clave para la identidad de este nuevo espacio.

“Queríamos dejar constancia de lo que sucedió en Santa Olga; que haya un testimonio,” menciona Panchilla, quien reside en el recién creado sector Renacer, donde se ubicaron quienes no tenían sus viviendas regularizadas antes del incendio.
Su compañera Mónica Sepúlveda, quien lidera la junta de vecinos Santa Olga, se trasladó aquí junto a su padre, un trabajador forestal, en la década de los 60. Ella formó una familia en este lugar y ha estado decidida a “levantar el pueblo y quedarnos en este sitio que ha ganado reconocimiento por el incendio, algo que antes era desconocido. Queremos construir un Santa Olga 2.0 que vuelva a ser conocido”, concluye con una sonrisa.
Daniela Saieg resalta que dar vida a este espacio fue “un proceso bonito y humano, donde la comunidad estuvo presente en cada etapa.”
Además, las especies nativas juegan un papel crucial; actualmente, el parque alberga 15,000 plantas de quillay, maitén y peumo, entre otras.
Tanto Daniela Saieg como las dos Mónicas coinciden en un objetivo: que Santa Olga, más allá de ser parte de la comuna de Constitución, se convierta en la puerta de entrada al Maule Costero a partir de esta nueva reconstrucción.
Con Información de www.diarioelcentro.cl