Cristián Villegas
Director del Instituto de Educación y Lenguaje
Universidad de Las Américas
La competencia global por el dominio de la inteligencia artificial, que ha sido liderada tradicionalmente por Estados Unidos y Europa, ha experimentado un nuevo giro con la notable aparición de China a través de su modelo DeepSeek. Este avance no solo representa un reto para los gigantes tecnológicos occidentales, sino que también introduce una perspectiva renovada sobre cómo la IA puede ser gestionada por los estados.
La startup china ha presentado su tercera versión de inteligencia artificial, con un coste de entrenamiento sorprendentemente bajo: alrededor de 5,5 millones de dólares, en contraste con los cerca de 80 millones invertidos en el desarrollo de GPT-4 por OpenAI. Este modelo no solo resulta más asequible, sino que ha demostrado un rendimiento superior en múltiples áreas, como matemáticas y programación, lo que ha llevado a muchos analistas a sugerir que podría estar a la par o incluso superar a sus equivalentes occidentales.
La estrategia de DeepSeek se fundamenta en la apertura, permitiendo que su tecnología sea accesible para todos. Esto contrasta marcadamente con el enfoque más restrictivo de compañías como OpenAI y Google. Mientras estas últimas han mantenido sus modelos bajo estricto control, la empresa china se posiciona como una alternativa democratizadora, lo que podría acelerar la innovación no solo en su país, sino también a nivel mundial. Sin embargo, esta apertura conlleva un riesgo considerable: la IA china está diseñada para alinearse con los valores del Partido Comunista, lo cual restringe su capacidad para tratar temas sensibles de manera crítica.
El impacto de DeepSeek en los mercados financieros ha sido evidente. Después de su lanzamiento, las acciones de Nvidia y otras empresas tecnológicas estadounidenses experimentaron caídas significativas. Este fenómeno subraya la vulnerabilidad del sector ante la competencia emergente y plantea dudas sobre el futuro del desarrollo tecnológico en Occidente. La reacción del mercado sugiere que los inversores están reevaluando el valor real de las enormes inversiones en inteligencia artificial y cuestionando si es factible generar resultados similares con una inversión significativamente menor.
A medida que la contienda por la supremacía en inteligencia artificial se intensifica, las proyecciones se vuelven inciertas. Aunque la startup ha logrado progresos notables, la meta de alcanzar una inteligencia artificial general sigue siendo un objetivo lejano para todos los involucrados. No obstante, el ascenso de este modelo podría reconfigurar las reglas del juego, forzando a Estados Unidos y Europa a replantear sus estrategias y políticas en un mundo donde la tecnología no solo actúa como un motor económico, sino también como un instrumento geopolítico.
La carrera por la inteligencia artificial trasciende el ámbito tecnológico; es un escenario de conflicto geopolítico donde se dirimen intereses económicos y políticos cruciales. La irrupción de DeepSeek nos recuerda que la innovación puede surgir desde cualquier parte del mundo y que las dinámicas de poder están cambiando rápidamente en este nuevo orden global.
Con Información de www.elrancaguino.cl