El sábado 5 de abril, a la medianoche, se ajustará el reloj una hora hacia atrás, marcando así el inicio del horario de invierno en todo el país. Este cambio no solo afectará las horas de luz y oscuridad en el territorio nacional, sino que también tendrá repercusiones en nuestro organismo.
La profesora Sonia Muñoz, de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, destacó que es recomendable comenzar a adaptar los horarios una semana antes del cambio. «De este modo, se puede modificar la rutina diaria para facilitar el ajuste», explicó la académica de la PUCV.
Muñoz indicó que «el cuerpo tiende a adaptarse a cambios biológicos de forma gradual; generalmente, nos toma entre dos y tres semanas acostumbrarnos. Sin embargo, este periodo puede variar según la edad y las actividades que realice cada persona».
En el caso de los niños, la profesora Muñoz sugirió que es importante ayudarlos a llevar a cabo un proceso de adaptación progresivo. “La adaptación puede ser más complicada para ellos, dado que todavía hay luz natural hasta las 20 o 21 horas. Este grupo etario tiene su ciclo de sueño muy influenciado por la luz y la oscuridad, por lo que les llevará más tiempo ajustarse”, aclaró la especialista.
La psicóloga también subrayó que el aumento de horas de oscuridad puede influir en nuestro estado emocional y rendimiento. «Con más horas de oscuridad y menos luz, además del clima más frío, esto a menudo impacta nuestra atención y bienestar emocional», comentó.
Finalmente, la académica resaltó que «es importante prestar atención a esto, ya que el invierno y el nuevo horario suelen provocar una disminución en los niveles de energía de las personas, debido a la falta de luz, el frío y, en ocasiones, la necesidad de permanecer más resguardados».
Con Información de osornoenlared.cl
