Dr. Carlos Guajardo Castillo
Profesor de la Facultad de Educación de UCentral
Una vez concluido el proceso de admisión, las universidades se preparan para dar la bienvenida a nuevos alumnos. El perfil de aquellos que ingresan por primera vez a la educación superior incluye una amplia gama de habilidades diversas, lo que ha llevado a las instituciones a ofrecer un apoyo integral en áreas como técnicas de estudio, redacción de informes académicos, estrategias para mejorar la comprensión lectora, y manejo de la ansiedad y el estrés, entre otros aspectos.
Asimismo, los docentes asignados a clases del primer año deben poseer las competencias adecuadas para asistir a estudiantes que pueden sentirse desconectados entre las teorías que se enseñan y su aplicación en experiencias prácticas que serán relevantes para su futuro profesional. Por ello, es esencial realizar un diagnóstico previo que no solo aborde los contenidos del programa, sino que también identifique factores como: el uso de tecnologías por parte de los estudiantes, su habilidad para buscar información confiable en internet, su contexto familiar y sociocultural, y, especialmente, su motivación al elegir su carrera.
El nuevo rol del docente universitario exige una transformación de la lógica curricular tradicional hacia una que pueda responder a la complejidad del aprendizaje. Esto requiere de clases donde el contenido no esté fragmentado, sino que se integre mediante estrategias de enseñanza y aprendizaje inter y transdisciplinarias. El enfoque debe centrarse en desarrollar metodologías activas que conecten a los estudiantes con la profesión que desempeñarán en los próximos 4 a 5 años, utilizando recursos didácticos que les ayuden a enfrentar el miedo a la universidad y a evitar la deserción del sistema a corto y mediano plazo, como se está observando actualmente.
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