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El juego como un derecho, medio de comunicación y experiencia formativa para niñas y niños.

Por Claudia Lagos Serrano, subsecretaria de Educación Parvularia

Los primeros años de vida constituyen un periodo excepcional en el que los niños y niñas exploran y descubren el mundo que les rodea. Durante esta etapa, el juego se convierte en su forma natural de participar, manifestando un lenguaje único que les permite expresarse, relacionarse y aprender. En el contexto de una nueva celebración del Día del Juego, hacemos un llamado a todos para que reconozcan y valoren su importancia en el aprendizaje y el bienestar integral de la infancia y adolescencia.

Desde sus primeros meses, los bebés comienzan a jugar mientras exploran su entorno: observan, manipulan objetos, se giran, gatean, balbucean y se conectan con otros. Las oportunidades que les brindan los adultos para moverse y explorar libremente enriquecen sus sentidos y habilidades, además de facilitar que expresen sus pensamientos y emociones, construyan relaciones y se conozcan a sí mismos. A través del juego, experimentan bienestar y alegría, a la vez que fortalecen su autonomía.

El Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que los niños y niñas tienen derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a participar libremente en actividades culturales y artísticas. Es fundamental valorar el juego como una experiencia educativa en sí misma, y avanzar en su reconocimiento y protección no solo en la primera infancia, sino a lo largo de toda la trayectoria educativa.

Sin embargo, seguimos observando que los niños y jóvenes enfrentan limitaciones en sus oportunidades de jugar, debido a la falta de tiempo y espacios al aire libre, así como a la presión académica y la sobrecarga de actividades estructuradas. Esto no solo restringe el ejercicio de un derecho fundamental, sino que también impacta en su bienestar y desarrollo integral.

Para revertir esta situación, es crucial que como sociedad aprendamos del enfoque de la Educación Parvularia, donde el juego es un principio pedagógico central. Esto implica que en las aulas, el juego debe ser una experiencia habitual, cuidadosamente intencionada y protegida.

Las instituciones educativas deben garantizar condiciones que faciliten el juego, asegurando tiempo suficiente, accesibilidad a espacios y materiales diversos, y, lo más importante, que los adultos en las comunidades educativas reconozcan y respeten su valor para el aprendizaje y el bienestar integral de los menores.

Durante este Mes del Juego, invitamos a las comunidades educativas, a las familias y a quienes toman decisiones sobre el espacio social, como plazas y parques, a proteger y promover el derecho al juego. Es fundamental abrir espacios y experiencias donde se puedan desarrollar diferentes tipos de juego: libre, simbólico, de reglas, de construcción y de exploración.

Jugar no es una pérdida de tiempo ni un privilegio exclusivo. Es una forma de interactuar con el mundo, de relacionarse y de imaginar. Asegurar el derecho al juego y fomentarlo en todos los espacios abre oportunidades para que las niñas y niños sean protagonistas de su ciudadanía y la ejerciten en comunidad.

Con Información de osornoenlared.cl

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