Con un profundo sentido de fe y comunidad, el Congreso de Profesores Católicos, que este año conmemoró su vigésima edición en la Diócesis de Rancagua, se estableció como un espacio propicio para reflexionar sobre el presente y futuro de la educación religiosa en la región de O’Higgins. El pasado 9 de noviembre, cerca de 180 educadores de diversos colegios católicos se unieron en el Colegio Instituto Regional Federico Errázuriz (IRFE) de Santa Cruz, intercambiando experiencias y abordando los desafíos en la implementación de los planes y programas de religión católica en sus aulas.
La apertura del evento estuvo a cargo del padre Patricio Cavour Calderón, vicario de educación de la Diócesis de Rancagua, quien subrayó la relevancia de este encuentro, que también sirve para reconocer a los docentes por sus años de dedicación. Según Cavour, el congreso no solo fomenta la fraternidad entre los educadores católicos, sino que ofrece una oportunidad para evaluar el impacto de los planes educativos en la formación religiosa de los estudiantes. «Estamos muy satisfechos con esta vigésima edición del congreso. Fue un día que nos permitió revisar los planes y programas de religión católica que se implementaron hace tres años, conocer sus resultados y abordar los retos en su aplicación», comentó.
Retos de la Educación Religiosa Escolar Católica
Un momento destacado del congreso fue la intervención de Roberto Pavez, director del Área de Educación de la Conferencia Episcopal de Chile, quien trató el tema “Desafíos de la implementación de los planes y programas” en la educación católica. Pavez enfatizó la necesidad de integrar un enfoque interdisciplinario en la enseñanza religiosa, una característica que, según argumentó, es esencial para lograr una formación integral en los estudiantes.
«El principal desafío que enfrentamos es la integración de la enseñanza de religión con otras disciplinas», resaltó Pavez. «Esta interdisciplinariedad, promovida en la Educación Religiosa Escolar Católica (EREC 2020), implica que los profesores desarrollen las competencias necesarias para que las clases de religión sean un espacio donde se entrelazan diversas áreas del conocimiento. De lo contrario, existe el riesgo de que se convierta en una asignatura aislada», añadió, subrayando que solo así los estudiantes recibirán una formación que integre tanto la fe como una comprensión global del mundo.
Posteriormente, los educadores se organizaron en grupos para reflexionar sobre los puntos tratados y discutir los desafíos que enfrentan. Mario Paolo Morales Caroca, encargado de formación y pastoral de la Escuela Agrícola San Vicente de Paul de Quimávida, valoró la oportunidad de compartir experiencias. Subrayó que el enfoque práctico y técnico del congreso fue especialmente valioso, ya que permitió a los educadores concebir la educación religiosa no simplemente como un espacio de catequesis, sino como una asignatura que aplica métodos científicos y se interrelaciona con otras materias. Esto, según él, es clave para superar la concepción de la religión como un saber aislado y lograr que los estudiantes comprendan su relevancia en la formación integral.
Con Información de www.elrancaguino.cl