El 9 de noviembre, 18 diáconos de la Diócesis de Rancagua, acompañados por seis de sus esposas, participaron en un encuentro de formación especial en la localidad de Pelequén. En medio de sus diversas actividades, los asistentes reservaron la mañana para reflexionar, fortalecer su vocación de servicio y evaluar los resultados logrados en el último año.
Esta jornada fue organizada por la Vicaría Pastoral de la Diócesis y comenzó con una motivación a cargo del padre Cristian Catalán, quien, como vicario pastoral, instó a los diáconos a perseverar en su misión. “La vocación de servicio implica un compromiso que requiere entrega, oración y una constante renovación”, comentó Catalán, subrayando la relevancia de la fidelidad a la misión pastoral que cada diácono y su familia asumen en sus comunidades. Sus palabras resonaron entre los presentes, animándolos a continuar dedicados en sus múltiples roles al servicio de la Iglesia y de sus fieles.
Además de la presentación, la jornada incluyó un espacio para evaluar las actividades realizadas a lo largo del año. Esto permitió a los diáconos y sus esposas hacer un balance de los logros y los desafíos que enfrentaron en su labor pastoral. Este ejercicio no solo les ayudó a identificar áreas que necesitan más atención, sino que también los motivó a celebrar los frutos de su esfuerzo y dedicación, reafirmando su compromiso con sus comunidades y con la misión de la Iglesia.
Durante el encuentro, monseñor Guillermo Vera, obispo de Rancagua, envió un mensaje especial a los asistentes, instándolos a fortalecer sus vínculos espirituales mediante la oración en familia. En su mensaje, monseñor Vera resaltó la importancia de la unidad familiar como base en el camino pastoral, recordando a los diáconos y sus esposas que el apoyo mutuo y la vida de oración son esenciales para perseverar en el llamado que han recibido. Este mensaje fue recibido con entusiasmo, recordándoles que su labor se lleva a cabo no solo en el servicio a los demás, sino también en el testimonio de una vida familiar respaldada en la fe.
El encuentro de formación en Pelequén fue el último del año y brindó, además, un espacio de fraternidad y renovación espiritual. Los diáconos y sus esposas, unidos por una vocación común, reafirmaron su compromiso de servicio y su disposición a seguir trabajando por el bienestar de la Iglesia. Como tarea, se propuso la invitación a que en futuras jornadas se integren más consagrados, ampliando así el espacio de formación y fortalecimiento de la comunidad diaconal en la Diócesis de Rancagua.
Con Información de www.elrancaguino.cl