El Presidente Gabriel Boric ha experimentado un imprevisto revés en el ámbito diplomático tras la sorpresiva decisión del nuevo canciller argentino, Gerardo Werthein, de no participar en el evento del Vaticano que celebraba los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina. Este giro inesperado ha puesto de manifiesto tensiones latentes entre los dos gobiernos, que se vieron intensificadas por un aparente malentendido en la reciente cumbre del G-20. La decisión de Argentina se produjo después de discursos divergentes de Boric y el presidente argentino Javier Milei durante el G-20, y llegó sin una explicación clara, lo que ha generado dudas sobre la estabilidad de las relaciones bilaterales. En Santiago, la noticia de la ausencia de Werthein fue recibida con sorpresa y preocupación, especialmente porque la invitación a los actos en el Vaticano se había enviado meses atrás. Las explicaciones poco precisas sobre la falta del delegado argentino, así como las referencias a un aparente desacuerdo entre Boric y Milei durante el G-20, donde se abordaron visiones económicas y políticas opuestas, han levantado interrogantes sobre el futuro de la cooperación entre ambos países. A pesar de que Werthein aseguró que las relaciones entre Chile y Argentina siguen en pie, este incidente ha evidenciado las diferencias ideológicas y de enfoque entre los líderes, lo que podría tener repercusiones más amplias en la diplomacia regional.
Con Información de publimicro.cl