Alrededor de las 23:30 del 31 de diciembre del año pasado, los pesimistas comentaban que existían dos noticias: una buena y otra mala.
La buena noticia era que finalmente concluía el 2024, mientras que la mala era que comenzaba un 2025 que se presentaba, al menos, incierto.
Sin embargo, muchos aspectos del futuro son bastante predecibles cuando se analizan los datos históricos disponibles. La política, la economía, el avance científico, el comportamiento de la naturaleza, así como nuestra salud y calidad de vida familiar, pueden inferirse no con precisión absoluta, pero sí con una aproximación considerable. Las ciencias sociales, aunque no son exactas, son ciencias. Por ejemplo, es evidente que los incendios forestales ocuparán un lugar destacado en las noticias durante enero y febrero, y que las discusiones sobre la reforma de pensiones continuarán en el congreso, además de que posiblemente habrá algún error involuntario por parte del oficialismo. Y, por supuesto, es probable que la Carretera del Cobre enfrente nuevos retrasos.
Sin embargo, afortunadamente, estas predicciones no son certezas. La inexactitud proviene de la esencia misma del ser humano, de nuestra capacidad única para alcanzar consensos sin perder nuestra identidad. Esta característica es fundamental para la democracia, la tolerancia, la diversidad y el progreso, y debería ser el objetivo para este 2025.
Por ello, tener buenos deseos y esforzarse en realizarlos puede transformar las predicciones a través de la suma de voluntades que se unen para alcanzar objetivos de beneficio común. Los politólogos lo llaman cambiar el tono de la discusión.
En estas fechas, todos hemos compartido abrazos y deseado paz, amor, justicia, progreso, buena salud y mucho más. Bastaría con que cada uno, comenzando por su círculo más cercano, contagie sus pensamientos y energías positivas para lograr un barrio, una ciudad y un país un poco mejor. El inicio de un nuevo año representa una oportunidad para renacer, dejando atrás lo negativo y abrazando lo positivo.
Así que, el deseo más grande de quienes trabajamos para ustedes en El Rancagüino es ofrecer lo mejor de cada uno para mantenerlos informados sobre lo relevante para la Región, lo que permitirá a sus habitantes tomar decisiones que, en conjunto, contribuirán al bienestar que todos anhelamos. La meta es, ojalá, brindar solo buenas noticias. El 2 de enero de 2026, evaluaremos cómo nos fue.
Luis Fernando González V
Con Información de www.elrancaguino.cl