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A medida que se aproxima la Navidad, las expectativas de los niños respecto a los regalos que traerá el Viejito Pascuero aumentan. Pero, ¿qué pasa si el presupuesto es limitado? ¿Es posible prevenir que se sientan frustrados y expresen su descontento con una rabieta la noche del 24 de diciembre?
Las psicólogas Valeria Retamal y Javiera Aguirre de Clínica Las Condes explican que la frustración es una emoción natural que debe ser validada y gestionada en lugar de ignorada.
Es cierto que muchos niños creen que el Viejito Pascuero les traerá todo lo que piden. Sin embargo, cumplir con todos sus deseos no siempre es factible. Por eso, las expertas sugieren moderar estas expectativas desde un tiempo antes, como cuando los niños escriben su carta a Santa.
“Si los padres acompañan a los niños en la redacción de la carta, sugiriendo que deben ofrecer varias opciones porque no todo lo que desean puede ser entregado, ayudarán a que el niño entienda que sus deseos son válidos, pero deben ser realistas”, señala Aguirre.
Además, durante el proceso de pedirle a Santa, los padres pueden hacer preguntas como: ¿Qué te gustaría hacer con ese regalo? ¿Crees que nos brindará tiempo de calidad en familia? ¿Lo compartirás con tus hermanos o amigos? ¿Cómo jugarás con ello? A través de sus propias respuestas, el niño puede darse cuenta de que lo que pensaba tal vez no se ajusta a sus verdaderos deseos.
Por otro lado, las psicólogas sugieren trabajar a lo largo de los años el concepto del Viejito Pascuero con los niños.
“Es aconsejable explicarles que el Viejito Pascuero trae un solo regalo para cada niño, y que todo lo demás proviene de la familia, preparando así al menor para cuando deje de creer y reconozca que, aunque el Viejito no esté, su familia siempre quiso hacer algo especial”, menciona Retamal.
Desde una perspectiva de desarrollo, moderar las expectativas en esta fase también ayuda a trabajar otra habilidad importante para la vida en sociedad. La psicóloga Javiera Aguirre añade: “Se puede explicar al niño que el Viejito Pascuero tiene que atender a todos los niños del mundo, por lo que no puede gastar tanto en un único niño, contribuyendo así a fomentar la empatía.”
Así que el primer consejo es anticipar al niño, moderando sus expectativas y apoyando sus deseos y emociones, sin invalidarlos, al tiempo que se le transmite el significado auténtico de la Navidad.
¿Qué hacer si el regalo no llegó?
Las especialistas afirman que si no se ha hecho un trabajo previo con el niño o si el regalo no llegó debido a un retraso, es fundamental ofrecer contención emocional.
¿Qué implica esto? Reconocer y validar los sentimientos del niño con frases como “te entiendo, yo también me sentiría así” o “también estoy triste, me habría gustado que ese regalo llegara”. “La contención se realiza mediante la validación, permitiendo que el niño se sienta bien con lo que siente”, explica Aguirre.
“No se debe esperar que las emociones, como el disgusto o la tristeza, desaparezcan de inmediato, sino que hay que acompañarlas. Este proceso puede llevar un tiempo y los padres deben estar allí para explicar y apoyar”, añade.
Asimismo, Valeria Retamal sugiere que “junto a la validación de la frustración y permitiendo que el niño la exprese, el acompañamiento también puede centrarse en resaltar lo positivo de lo que sí sucedió, como las actividades divertidas que pueden realizar con los regalos que sí recibió, ayudando así a mitigar la rabia o la tristeza.”
Carta de queja
Si, a pesar de todo, surge una rabieta y no se logra calmar al niño, las psicólogas sugieren escribir una carta de reclamo al Viejito Pascuero.
“Si ya no es posible manejar la ira o frustración del niño por la falta de un regalo, se puede optar por empatizar con él y, al estar ambos molestos, redactar una carta al Viejito Pascuero manifestando nuestra inconformidad, lo cual canaliza nuestro malestar”, propone Aguirre.
Respecto a esto, Retamal comenta que “a través de esta carta, el niño no solo materializa su deseo, sino también su enojo, validando así su sentir y generando la sensación de que su rabia o tristeza tiene un lugar fuera del hogar.”
Por último, Valeria Retamal enfatiza: “Nunca se debe vincular la llegada de un regalo con el buen comportamiento, ya que si un niño percibe que se comportó bien y aún así no recibió el regalo, podría traer consecuencias aún más fuertes.”
Con Información de www.elrancaguino.cl