La abstención de Pepa Hoffmann y Javier Macaya en la votación por la imprescriptibilidad de delitos sexuales sigue generando polémica. En un contexto donde la transparencia y la justicia son esenciales, su falta de apoyo alimenta cuestionamientos, especialmente considerando las recientes acusaciones por abuso sexual que involucran al círculo cercano de Macaya.
En 2021, durante una votación clave en la Cámara de Diputadas y Diputados, María José «Pepa» Hoffmann y Javier Macaya decidieron abstenerse de apoyar la imprescriptibilidad de los delitos sexuales contra menores. Este proyecto buscaba garantizar que crímenes de esta naturaleza pudieran ser juzgados sin importar el tiempo transcurrido, una medida aclamada como un hito en la protección de las víctimas. La decisión de abstenerse no solo dejó interrogantes sobre su compromiso con las víctimas, sino que también les valió fuertes críticas por su aparente falta de sensibilidad hacia un tema tan grave y urgente.
Las controversias no terminan ahí. Javier Macaya, quien también se abstuvo en esa histórica votación, es hijo de Javier Macaya padre, recientemente acusado de abuso sexual. La estrecha relación entre Hoffmann y el actual presidente de la UDI pone en la mira sus decisiones legislativas y éticas. ¿Qué mensaje se envía al país cuando figuras públicas que han tenido el poder de legislar sobre temas cruciales eligen no tomar una postura firme frente a delitos tan atroces?
El historial de Hoffmann suma otro capítulo polémico, que refuerza los cuestionamientos hacia su capacidad de liderazgo y su criterio en decisiones de interés público. A medida que busca posicionarse como gobernadora de la Región de Valparaíso, las críticas hacia su aparente indiferencia en momentos clave crecen. ¿Cómo confiar en una autoridad que, en temas tan sensibles como la protección de menores, optó por la abstención en lugar de la acción?