“No deseo ser como los demás, quiero ser única. Aspiro a demostrar que puedo dar más y contribuir”, expresa Joanna Vega Padilla, operadora del sector productivo Sub 6 en Codelco División El Teniente y la primera mujer tronadora en la historia de la minera.
Joanna se unió a El Teniente como aprendiz en febrero de 2023. Un año después, se incorporó a la empresa y, tras pasar por el área de producción, dio el salto a Perforación y Tronadura (PyT). Hoy, a sus 33 años, se siente orgullosa de su labor como tronadora, desempeñándose como un pilar fundamental en el manejo de explosivos en el Sub-6.
¿Cómo fue tu primer día como tronadora?
Al inicio, estaba un poco nerviosa. Era un grupo nuevo, con colegas y jefes que no conocía. Sin embargo, desde el primer día me recibieron y apoyaron. En el fondo, sabía que no todos estaban a favor de que una mujer estuviera en el equipo, pero conseguí ganarme su respeto. Fue mi jefe, Raúl Calderón, quien me propuso el cambio a PyT. Ya tenía experiencia con explosivos en la reducción secundaria, así que acepté con entusiasmo. Pasé de manejar gramos a toneladas.

¿Tenías algún conocimiento previo sobre minería?
Mi papá y mi hermano trabajaron en minería, pero nunca supe mucho de la labor de mi padre porque era bastante reservado. Sin embargo, al presentarse la oportunidad, la aproveché. Me enamoré de la minería.
¿Qué consejo le darías a las mujeres que desean ingresar al sector minero?
Que vayan con determinación, actitud y enfoque. Si se presenta una oportunidad, que lo hagan con responsabilidad para dejar una buena impresión. Necesitamos mujeres dispuestas a colaborar y ser eficientes. Con fuerza y perseverancia, todo es posible.
Además de ser la primera mujer tronadora de División El Teniente, también participaste en un momento histórico: el primer polvorazo de Andes Norte. ¿Qué significó eso para ti?
Como la más nueva del equipo, sentí un gran nerviosismo al saber que había mil miradas puestas en nosotros. Me tocó operar las manillas para cargar los tiros y al ver la bandera de Chile colgando antes de la tronadura y recibir felicitaciones, empecé a darme cuenta de que realmente estaba viviendo esa experiencia. Me sentí muy orgullosa de mí misma, porque soy un ejemplo para mi hija y para otras mujeres. Por eso les digo: todas podemos.
Con Información de www.elrancaguino.cl