Investigaciones a nivel internacional y profesionales de la salud coinciden en que los vaporizadores son considerablemente menos perjudiciales que fumar.
La reciente implementación de nuevas advertencias sanitarias para los vaporizadores, tanto con como sin nicotina, reguladas por la Ley 21.642, ha intensificado el debate sobre su uso como herramienta de reducción de daños para fumadores adultos. Según expertos y la evidencia científica existente, vapear no es lo mismo que fumar y puede ser una opción de menor riesgo para aquellos que no han logrado dejar el tabaco mediante otros métodos.
Desde la iniciativa ciudadana “Vapear No Es Fumar”, Ignacio Leiva, su vocero, argumenta que Chile se ha posicionado como un líder regional en la regulación de vaporizadores, al igual que Canadá, el Reino Unido y Nueva Zelanda. “Nuestra legislación se fundamenta en la ciencia y ofrece alternativas reales para los fumadores adultos”, destaca.
Diferentes organizaciones internacionales apoyan esta postura. Public Health England y el Royal College of Physicians afirman que vapear es al menos un 95% menos dañino que fumar cigarrillos tradicionales, debido a la ausencia de combustión y humo, que son las principales fuentes de toxinas y carcinógenos en el tabaco convencional.
Además, la revisión Cochrane de 2024, una de las fuentes más confiables en medicina basada en evidencia, concluyó que los cigarrillos electrónicos con nicotina son más efectivos que los tratamientos tradicionales (como parches o chicles) para dejar de fumar. Un estudio clínico publicado en el New England Journal of Medicine respalda este hallazgo, indicando que los vapeadores duplicaron la tasa de abandono del cigarro en comparación con métodos convencionales, especialmente cuando se contaba con apoyo conductual.
Aunque algunas personas continúan utilizando tanto el cigarro como el vapeo, varios estudios sugieren que los vaporizadores pueden representar un paso efectivo hacia la cesación total, siempre que se utilicen de manera regulada y con apoyo profesional.
El Dr. Marco Antonio Núñez, exdiputado y coautor de la Ley del Tabaco, valora la nueva legislación chilena y la destaca como un avance reconocido por la OPS/OMS en la protección de menores, alineándose con estándares internacionales. “Es necesario implementar una fiscalización efectiva y campañas educativas que informen debidamente a la población”, señala.
Asimismo, el Dr. René Letelier, médico cirujano y máster en educación médica, explica: “Desde la perspectiva médica, no se puede equiparar el vapeo con el cigarro. La ausencia de combustión en los dispositivos de nicotina reduce significativamente la exposición a toxinas. Esto podría representar una alternativa válida en determinadas situaciones clínicas.”
Letelier subraya que, aunque el vapeo no es inofensivo, puede desempeñar un papel crucial en el tratamiento de fumadores crónicos o de pacientes con afecciones como el cáncer que no han podido dejar el tabaco por otros medios. “La información debe ser clara y respaldada por datos científicos, no por percepciones”, añade.
El consenso a nivel internacional aboga por una regulación equilibrada, que busque proteger a los menores con controles estrictos, limitar la publicidad y facilitar el acceso a productos de calidad para adultos. Los modelos implementados en Reino Unido, Estados Unidos y Canadá ya están mostrando resultados positivos en la disminución del tabaquismo gracias a este enfoque.
Por último, Leiva concluye que Chile tiene la oportunidad única de consolidar una regulación que proteja a los menores, apoye a los fumadores que desean dejar el tabaco y se base en la evidencia científica más actual. “La salud pública se beneficia cuando se legisla con ciencia, no con prejuicios”, puntualiza.
Con Información de portalmetropolitano.cl